Como una “aberración moral y jurídica”, calificó una jueza de Familia la actuación de una pareja que ha consentido compartir el mismo techo con dos personas ajenas al hogar: uno es el amante de la mujer y el otro, el hombre que violó a la mayor de los cuatro hijos que procrearon, siendo ella una menor de solo 13 años.
El insólito hecho se ventiló durante una audiencia inicial de divorcio celebrada por la jueza Segundo de Distrito de Familia, doctora Marlene de Fátima Zamora Zepeda, quien tramita el proceso, para determinar quién de los progenitores quedará a cargo del cuido y crianza de los hijos; cómo será el régimen de comunicación y el monto de la pensión de alimentos que se impondrá al progenitor no custodio.
El hombre reveló que la infidelidad de su mujer data desde el año 2016, cuando ella lo abandonó a él y a sus hijos para irse con su nueva pareja.
Fue en esa etapa cuando la hija mayor, que entonces tenía 13 años, resultó embarazada, pero lejos de accionar contra el hombre que la embarazó, el padre de la adolescente lo acogió en la casa y ahora no solo mantiene a sus cuatro hijos y al nieto, sino también al yerno, bajo el argumento de que éste no tiene trabajo.
“Sabe usted que podría estar preso por no denunciar la violación de su hija? ¡Y todavía le está dando de comer! ¡Por lo menos póngalo a vender agua helada!”, conminó la judicial al hombre, visiblemente molesta.
En marzo del año pasado y sin brindar explicación alguna a su marido, la mujer regresó al hogar con un bebé en brazos, fruto de la relación con su amante, ordenando a los niños que desocuparan el cuarto y se instaló en él, por lo que ahora aquellos deben dormir en la sala.
El hombre externó que la mujer, aprovechando que él trabaja los fines de semana, mete en su cuarto al amante y no permite que nadie entre en la habitación; denunció además que no se ocupa de los hijos que tuvieron en común, porque quien cocina y atiende sus necesidades es la hermana mayor.
La judicial ordenó al Consejo Técnico Asesor del Tribunal de Familia, la realización de un estudio psicosocial para establecer la “estabilidad emocional y síquica de los hijos” de esta pareja; para saber sobre el bienestar de los niños y quién de los progenitores ha ostentado el cuido y crianza, además del comportamiento del padre y la madre dentro del hogar.
La mujer, que ahora tiene 31 años, alegó que fue su marido el que se fue un tiempo de la casa, por lo cual ella tuvo que asumir la manutención de los menores de edad y debido a lo cual solicita el cuido y crianza de los niños, el 50 por ciento de los ingresos de su esposo y un año de alimentos retrasados.
Ante las expectativas de la demandante, de quedarse viviendo en la casa que la Alcaldía les donó, la jueza Zamora Zepeda advirtió a la pareja que cuando hay divorcio, un miembro de la pareja debe dejar el hogar, por lo que como autoridad judicial, cuando ella conozca el resultado de las investigaciones, decidirá quién de los dos se tendrá que ir.
Al final de la audiencia, la judicial tuvo fuertes palabras para la pareja, pero sobre todo para el hombre demandado, a quien reprobó su falta de diligencia, por no haber puesto el orden ante los acontecimientos y actuar con alcahuetería. “Malos ejemplos están dando los dos, son responsables por acción y omisión”, reiteró.