El Ministerio Público pidió que se condene a prisión perpetua al sujeto Rogelio Flores Zeledón, de 43 años, por haber masacrado a machetazos a una mujer, de 33 años, y a su hija de 12, en Nueva Segovia.
La Fiscalía realizó la solicitud a la jueza de Distrito Penal de Juicio de Ocotal, doctora Verónica Fiallos, luego de que lo declaró culpable del asesinato agravado de Guadalupe del Carmen Melgara Saldívar, de 33 años, y su hija Enma Yolanis González Melgara.
De acuerdo con la acusación, Rogelio Flores Zeledón mató a machetazos a las víctimas con ayuda de su hijo, el adolescente de iniciales D.I.P.Z., de 13 años de edad, en un camino de la comarca El Guapinolón, en el municipio de Murra, el 12 de julio pasado.
En el debate de pena la representación de la fiscalía no especificó si su solicitud de prisión perpetua es por los dos crímenes o si es por cada asesinato agravado.
De igual manera, el abogado defensor solicitó 30 años de prisión, pero tampoco aclaró si es por los dos crímenes o por cada uno.
Por su parte, el hijo de Rogelio Flores está siendo procesado en el Juzgado de Adolescentes de Ocotal.
Las víctimas fueron atacadas a filazos cuando se dirigían a un punto minero en Murra con el propósito de lavar arena en busca de brozas de oro y con ello obtener algo de dinero, según la Fiscalía.
Supuestamente el móvil del asesinato múltiple fueron desavenencias entre Rogelio Flores y Carmen Melgara, porque la mujer no cumplió con una exigencia económica hecha por el asesino.
En el fallo de culpabilidad, la jueza Verónica Fiallos señaló que las veinte heridas encontradas en el cuerpo de Carmen Melgara y las 14 en la adolescente, demuestran el desprecio por la vida de parte del acusado.
Como agravante en la comisión de los dos asesinatos la judicial subrayó la alevosía, la saña, la minoría de edad de una de las víctimas y el hecho que los crímenes fueron cometidos en un lugar despoblado.
A Carmen Melgara los machetazos le mutilaron los brazos, desprendieron el cuero cabelludo y a su hija le cortaron los dedos de ambas manos y dejaron heridas en los brazos, espalda y rostro, según los dictámenes forenses.
Al final del juicio, cuando fue declarado culpable, Rogelio Flores se negó a ejercer su derecho a la última palabra.