Los sujetos Andrés Enrique Calero, de 64 años, y su hijo Fernando Francisco Calero Moreira, de 28 años, alias «El Toro», fueron declarados culpables por el asesinato agravado del caraceño Jorge Luis Narváez Luna, de 37 años, a quien mataron de 14 machetazos en la comarca Serranías, kilómetro 12 de la carretera Sur, en Managua.
La declaración de culpabilidad fue dictada por el doctor Jeancarlos Fernández González, Juez Cuarto Distrito Penal de Juicio de Managua, ante quien la fiscalía nicaragüense pidió una condena de 30 años de prisión para ambos sujetos, por el crimen cometido.
Según la acusación, los hechos ocurrieron después de que la víctima Jorge Luis Narváez, le negó un trago de licor a don Andrés Enrique Calero, con quien estaba tomando la tarde del 5 de diciembre de 2021.
La negativa de que don Andrés se tomara el trago desató la furia del hijo de este, Fernando Francisco, quien le quitó un machete a Jorge Luis Narváez y con el mismo le asestó 14 filazos hasta que el arma blanca de 65 centímetros de largo se quedó trabada en el cráneo de la víctima.
Según el dictamen médico legal los machetazos que le dio Fernando Francisco Calero a Jorge Luis Narváez, lo impactaron en el cuello, el tórax, la cabeza y la cara, en donde el arma quedó atorada.
Los impactos del enorme machete causaron trauma cráneo encefálico y sangrado masivo, según la autopsia realizada por expertos del Instituto de Medicina Legal.
El machete utilizado en el crimen era el mismo que Jorge Luis Narváez usaba en sus labores agrícolas en la comunidad San José de La Cañada, localizada cerca de donde fue asesinado.
En la acusación de la fiscalía se afirma que cuando Fernando Francisco Calero estaba atacando a machetazos a la víctima, su padre Andrés Enrique Calero le gritaba que matara “a ese hijo de p…”.
Asimismo se indica que antes de que Fernando Francisco Calero le quitara el machete a Jorge Luis Narváez, el padre de este, Andrés Enrique Calero amenazó a la víctima con un angular metálico de 2 metros y medio de largo.
Después de cometer el crimen, padre e hijo se marcharon del lugar, pero dos días después fueron capturados por la Policía cerca de la misma comunidad.