Anciano muere mientras era enjuiciado por sus hijos para quedarse con todos sus bienes

José Gerardo Lara Saravia (en silla de ruedas)
José Gerardo Lara Saravia (en silla de ruedas)

Toda una vida de trabajo y entrega a la familia que fundó 50 años atrás llegó a su fin para un hombre que a sus 72 años terminó sus días en una silla de ruedas, con las piernas amputadas y enfrentando un juicio que, según él, le montaron dos de sus hijos para quedarse con un taller de rectificación de motores y otros bienes que adquirió con mucho sacrificio.

El juicio que José Gerardo Lara Saravia enfrentó hasta el último día de su vida fue promovido por sus hijos Rosa Lizeth y José Benito Lara Palma, quienes solicitaron al juez José Ramón Barberena Ramírez que declarara su incapacidad pese a que durante el proceso no presentaron mayor evidencia que soportara esa condición.

Con base en el Artículo 46 del Código Civil de Nicaragua, que establece que “termina la existencia de la persona por la muerte natural de ella”, recientemente el juez Barberena Ramírez mandó a archivar definitivamente las diligencias “considerando que el sujeto pasivo de este proceso ya no existe” y por tanto “no hay razón para continuar”.

Días antes, durante una audiencia de vista, el judicial reprobó la “deslealtad” de las partes en vista que habiéndoles conminado a informar los nombres de los familiares omitieron el de una hermana. A ello se sumó el hecho de que en las audiencias, los planteamientos de la parte demandante se enfilaban al interés por adquirir los bienes del anciano y no a la presunta incapacidad que le atribuían.

En una de las audiencias, Rosa Lizeth a través de su abogado, indicó que ella hizo un informe de toda la maquinaria que existía a nombre del demandado, y escrituras de donación de máquinas de torno y de una propiedad a favor suyo de parte del anciano y otra por la que recibía un arrendamiento de 120 dólares mensuales.

Al elaborar una valoración psicológica del demandado, la psicóloga clínica forense del Tribunal de Familia, Luz Haydée Herrera Vásquez, determinó que don José Gerardo Lara estaba mentalmente bien para su edad.

Sin embargo la experta en psicología encontró que el estado afectivo emocional depresivo de don José Gerardo lo estaba afectando negativamente en el curso de sus enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes tipo 2.

Producto de la diabetes, en el año 2012 a don José Gerardo le amputaron su pierna derecha y en el transcurso del juicio la enfermedad escaló provocando la amputación de su otra pierna, hechos que sumado a su estado emocional minaron su salud hasta llevarlo a la tumba.

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