Con la firma de una norma, el Papa Francisco obligará a los miembros de las iglesias a denunciar cualquier presunto abuso sexual o de poder por parte de un clérigo.
El documento exige a todas las diócesis del mundo la creación antes de junio del próximo año de un sistema accesible a cualquiera que quiera realizar una denuncia, así como la total protección y asistencia a los denunciantes.
La ley se aplicará, a quien “obligue a alguien, con violencia o amenaza o mediante abuso de autoridad, a realizar o sufrir actos sexuales; realizar actos sexuales con un menor o con una persona vulnerable; producir, exhibir, poseer o distribuir, incluso por vía telemática, material pornográfico infantil».
También incluye cualquier caso de violencia contra las religiosas por parte de sacerdotes, así como el supuesto de acoso a seminaristas o novicios.
La nueva ley no incluye nuevos delitos o penas, porque para ello ya existen las normativas canónicas, apuntan fuentes vaticanas, pero establecen los procedimientos a seguir.
La principal novedad es que los religiosos tienen la «obligación de informar al obispo o al superior religioso» y esto no «interfiere ni modifica ninguna otra obligación de informar que a las autoridades civiles competentes».