El sacerdote italiano Giuliano Costalunga, de 48 años de edad, decidió abandonar su parroquia y a sus feligreses del pequeño pueblito de Selva di Progno e Giazza, en Verona, para poder casarse con su novio.
El cura, que era considerado ejemplar en su iglesia, envió el pasado 8 de Febrero una carta al obispo de Verona en la que le solicitó separarse de su vida clerical para poder casarse a finales de abril con Paolo, como cualquier mortal.
La historia del curita
Giuliano y Paolo se conocieron en el hospital San Raffaele, en la ciudad de Milán, donde el padrecito se recuperaba de un cáncer mientras que el otro llegó a un chequeo de rutina.
Luego su amistad se hizo más fuerte, sus familias se hicieron íntimos, pero fue hasta el año 2015 en que el cura se dio cuenta que era amor, según sus propias declaraciones a la televisión de Verona.
Los novios decidieron casarse en España porque ese país reconoce el matrimonio homosexual y otorga todos sus derechos mientras que Italia solo lo ve como una unión civil simple.
Tu Nueva Radio YA conoció que ambos tórtolos decidieron vivir en La Gran Canaria, en España, para estar lejos del chisme y poder disfrutar en libertad de su amor.
“He vuelto a ser un simple laico profundamente enamorado de la fe y de Dios. A mi marido se lo digo siempre, yo le amo pero adoro a Dios. Rezamos juntos y le amamos juntos, y esto me ayuda a seguir adelante”, aseguró Costalunga.
Un golpe duro para la iglesia
Por su parte el obispo de Verona Giuseppe Zenti, quien lució visiblemente afectado, declaró que una vez ordenado sacerdote se es de por vida, y el fin del estatus clerical no compete a la diócesis sino a la Santa Sede.
De momento, se le ha prohibido celebrar misas y le ha solicitado al sacerdote que haga esta reclamación por escrito al mismo Vaticano.