La costa oriental de la península de Yucatán en México, un lugar altamente turístico, podría haber sido golpeada por un tsunami entre 1,500 y 900 años atrás, de acuerdo con un nuevo estudio que involucra al Centro Ecológico Akumal de México (CEA) y a la Universidad de Colorado en Boulder.
Hay varias evidencias de un antiguo tsunami, primeramente un desnivel de cierta pendiente, que los expertos llaman berma, grande y cuneiforme, de poco menos de cinco metros sobre el nivel del mar y pavimentado con piedras del tamaño de una lavadora de ropa, afirmaron los investigadores. Situada a casi medio kilómetro de la costa, la berma se extiende cuando menos 48 kilómetros, alternando entre cabos rocosos y playas en forma de media luna, a medida que sigue el contorno de la costa caribeña, cerca de los lujosos hoteles en Playa del Carmen y Cancún.
Dataciones por radiocarbono de turba —material orgánico— debajo del extenso desnivel indican que un tsunami, que podría haber consistido en dos o tres olas gigantes, probablemente cerró la línea costera en algún momento del año 450 d. C. Además, ruinas de estructuras del Posclásico Maya, construidas entre los años 900 y 1200, fueron encontradas sobre partes de la berma, lo que indica que el tsunami tuvo lugar antes de ese tiempo.
“Me sorprendí bastante cuando entré por primera vez en estos cabos y vi este gran desnivel pavimentado con rocas corriendo largas distancias en ambas direcciones”, comentó el científico del CEA Charles Shaw. “Mi primer pensamiento fue que una enorme ola pasó por aquí en el pasado, y que debió haber tenido un gran impacto”.
Un documento sobre el tema, elaborado por Shaw y Larry Benson, curador adjunto de antropología en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Colorado, fue publicado en Journal of Coastal Research.
Las rocas que cubren el frente y la parte superior de la berma se componen de coral y piedra caliza de grano fino, explicó Benson. “La fuerza requerida para extraer este material desde el fondo del mar y depositarlo de semejante modo sobre la playa tuvo que haber sido enorme”, dijo. “Creemos que la altura de las olas del tsunami fue de unos cinco metros, cuando menos, y potencialmente mucho mayor que eso”.
Además, los investigadores han encontrado “bermas atípicos”, que abarcan unos 200 kilómetros a lo largo de la costa de Yucatán, lo cual sugiere que el tsunami impactó una región muy extensa. “Creo que hay una posibilidad de que este tsunami haya afectado toda la costa de Yucatán”, comentó Benson.
La berma se compone de dos capas de arena gruesa, así como de rocas pequeñas y grandes. Las playas entre las áreas de los cabos contienen material de carbonato, en su mayoría de arena, con rocas chicas que probablemente fueron erosionadas de bahías cercanas durante el evento, añadió el experto.
No está claro qué pudiera haber causado el tsunami, un fenómeno que puede ser desencadenado por una variedad de eventos que van desde terremotos y deslizamientos submarinos de tierra hasta erupciones volcánicas e impactos de meteoritos en los océanos. Si bien los científicos han encontrado evidencias de que un “super-tifón” depositó bermas rocosas en la costa de Australia, los sedimentos allá se encuentran en zonas bien distribuidas, mientras que la berma de Yucatán está compuesta de arena gruesa y desestratificada que hace pensar que diferentes procesos estuvieron involucrados en la deposición de sedimentos.
“Si los huracanes pueden construir estos tipos de bermas, ¿por qué hay una berma única en la costa de Yucatán, con todo y los numerosos huracanes que tocaron tierra allí durante el siglo pasado?”, se preguntó Shaw. “Esa es una gran parte de nuestro argumento a favor de una ola de tsunami. Creemos que tenemos las piezas de evidencia que necesitamos para afirmar que este evento se produjo”.
Benson y Shaw sugieren que el tsunami podría fecharse con mayor precisión mediante la extracción de sedimentos de pantano de manglar que se encuentran a lo largo de la costa, con el fin de localizar la arena de carbonato depositada por la ola masiva; luego, mediante la datación por radiocarbono de la turba que se encuentra encima y debajo de la arena.
Una implicación del tsunami de Yucatán es la destrucción potencial que otro evento así podría causar. Ya que la evidencia geológica indica que los tsunamis en la región son raros —sólo 37 se han registrado en la cuenca del Caribe desde 1492— la costa de Yucatán, que estaba ligeramente poblada por los mayas hace más de 1,500 años, hoy es el hogar de una serie de hoteles de lujo y comunidades habitadas por cerca de 1.4 millones de personas.
“Si un evento como éstos ocurriera en el futuro, causaría estragos a lo largo de la costa urbanizada, probablemente con una gran pérdida de vidas”, advirtió Benson. Pero es mucho más probable que huracanes de gran alcance, como el huracán Gilberto de clase 5, que tocó tierra en la península de Yucatán en 1988, con un saldo de 433 personas muertas en el Caribe y el Golfo de México, y daños materiales por más de 7 mil millones de dólares, choquen con la costa, dijeron los investigadores.