Los últimos días de vida del transgénero conocido como Roxana Hernández, fueron de torturas, así lo reveló la autopsia que se le realizó luego que fuera brutalmente golpeado, en Inmigración y Control de Aduanas, de Estados Unidos.
De acuerdo con el informe, la causa de muerte fue “complicaciones graves de deshidratación superpuestas a la infección por VIH”, lo que la hacía susceptible a los efectos fisiológicos de la deshidratación no tratada.
“Según otros detenidos, los episodios de diarrea y vómitos persistieron durante varios días sin evaluación médica ni tratamiento, hasta que estuvo gravemente enferma”, informó el forense.
Esta autopsia, la segunda realizada en el cuerpo de Hernández, también halló evidencia de “hematomas profundos” en las manos y el abdomen, evidencia de trauma por fuerza contundente, “indicativo de golpes o patadas, y posible ataque con objetos contundentes”.
El hondureño, de 33 años, murió el 25 de mayo, nueve días después de ser transferido a una unidad dedicada a mujeres transgénero en el Centro Correccional del Condado de Cibola en Nuevo México, que es operado bajo contrato por CoreCivic, la segunda compañía de prisiones privadas más grande de EEUU.