La trabajadora de la salud portuguesa Sónia Azevedo, de 41 años de edad, murió súbitamente tras haber recibido dos días antes una dosis de la vacuna de Pfizer contra el coronavirus.
Azevedo trabajaba como auxiliar de cirugía pediátrica en el Instituto Portugués de Oncología (IPO) en la ciudad de Oporto y murió en su casa de habitación el pasado 1 de enero, mientras dormía.
El IPO publicó un comunicado indicando que ella murió de forma súbita y no se notificó ningún efecto indeseable ni en el momento de la vacunación, ni en los días posteriores.
La propia Sonia publicó en su cuenta de Facebook que se sentía orgullosa de haber recibido la dosis contra el coronavirus, y cambió su imagen de perfil por el marco «Vacunada contra covid-19».
Por su parte su papá comentó al diario Correio da Manhã que su hija estaba muy bien de salud, sin presentar síntomas adversos a la vacuna… ella no tomaba alcohol ni comía nada fuera de lo común, quiero respuestas, exigió.
Cabe destacar que las causas de su muerte aún no se han determinado y aún se esperan los resultados de su autopsia.