El ciudadano sudafricano William Segodisho decidió contarle al mundo su historia de horror que le tocó sufrir cuanto tenía a penas 13 años de edad a manos de un sacerdote jesuita que lo abusó durante cinco años seguidos con la total complicidad de la Iglesia.
Cuando era joven huí de la localidad de Polokwane (noreste de Sudáfrica), en plena época del régimen del Apartheid, y terminé viviendo en las calles de Johannesburgo. Fue precisamente en un refugio para niños que conocí al sacerdote y comenzó una relación estrecha. El hombre de sotana le regalaba ropa nueva, lo invitaba a comer bien e incluso lo matriculó en un colegio privado.
Los abusos ocurrieron entre los años de 1985 y 1990
Fue precisamente en el año de 1985 cuando cenaban en su casa, el párroco le ofreció de beber whisky y poco después lo forzó a besarlo y masturbarlo. Al día siguiente le pidió guardar silencio amenazándolo con dejarlo sin lugar donde vivir y quitarlo de su colegio. El abuso continuó durante varios años y llegó al punto de abusarlo sexualmente.
En 1990 este joven decidió denunciar ante la Iglesia al sacerdote por lo que éste fue transferido a la ciudad de Bournemouth, en Reino Unido, y debido a ésto fue lanzado a la calle tal y como se tratase de un animal.
En ese período de su vida comenzó a abusar del alcohol, las drogas y terminó purgando 8 meses en la cárcel. «No son conscientes del daño que le hicieron a mi alma y a mí fe», señaló la víctima.
El hombre decidió denunciarlo legalmente en febrero de 2018, sin embargo el caso está estancado. El tiene siete hijos y aseguró que se sentiría fatal si este sacerdote abusara de otros menores de edad.
Se sabe que este diablo vestido de sotana vive actualmente en un asilo de ancianos de Reino Unido.