Sam Benastick, un excursionista canadiense de 20 años, fue rescatado el 26 de noviembre tras sobrevivir 50 días en el Parque Provincial Redfern-Keily, en las Montañas Rocosas del norte de la Columbia Británica.
Su desaparición fue reportada el 19 de octubre, doce días después de iniciar su aventura en la naturaleza. Durante este tiempo, enfrentó temperaturas de hasta -20 °C, adaptándose con técnicas básicas de supervivencia en un entorno hostil.
Inicialmente, Benastick se refugió en su auto, donde intentó mantenerse protegido del frío mientras consumía sus suministros. Al agotarse la comida, decidió trasladarse a un arroyo cercano en la ladera de una montaña, donde improvisó un campamento por dos semanas. Posteriormente, se dirigió a un lecho seco de un río, donde construyó un refugio más sólido utilizando su equipo y recursos disponibles, como su saco de dormir, que modificó para abrigarse mejor.
A pesar de sus esfuerzos, las condiciones extremas y el aislamiento prolongado afectaron gravemente su salud. Sufrió congelación en varias partes del cuerpo y signos de inhalación de humo, posiblemente por intentos de encender fogatas. Fue hallado débil y visiblemente afectado por trabajadores en un camino de servicio, quienes destacaron su increíble fortaleza para sobrevivir en circunstancias tan adversas.
El rescate de Benastick fue posible gracias a la colaboración de más de 120 voluntarios y equipos especializados, quienes enfrentaron terrenos difíciles y un clima severo para encontrarlo. Su historia ha sido considerada un milagro de resistencia y preparación, destacando la importancia de la planificación y el apoyo comunitario en emergencias de este tipo.
