El gobierno balear decidió sacrificar unas 47 cabras para tratar de salvar varias plantas endémicas del islote de Es Vedrá, en la isla de Ibiza.
Estos animales fueron llevados a la isla en el siglo pasado. En Ibiza, dicen fue una tradición centenaria impulsada por un puñado de familias propietarias del islote, que se hacen llamar vedraners.
Estas familias, al igual que sus antepasados, cazaban un ejemplar la víspera del domingo de Pascua, usando únicamente sus manos y la guía de embarcaciones desde el mar. Posteriormente lo llevaban a tierra firme, lo asaban y se lo comían en comunidad.
A finales de los años 90, organismos ambientales detectaron los primeros efectos nocivos de las cabras sobre las 166 especies, 12 de ellas endémicas de plantas. Además descubrieron que las cabras afectaban a otros animales como las lagartijas y las aves marinas.
Algunas especias han desaparecido, como por ejemplo la denominada manzanilla des Vedrá, una subespecie que no crece en ningún otro lugar del mundo.
Los animales serán ejecutados con escopetas calibre 22 y será realizada por el Control de Fauna del Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Islas Baleares y al terminar su trabajo la isla se mantendrá en cuarentena.