Al menos un centenar de personas fueron asesinadas con inyecciones letales entre 200 y 2005, a manos del ex enfermero alemán Niels Högel, quien podría enfrentar cadena perpetua.
El acusado confesó 43 asesinatos durante el juicio y asegura que no se acuerda de los otros 52 casos, por lo que la fiscalía pidió no menos de 15 años de cárcel.
Durante el juicio que empezó en octubre de 2018 Högel explicó que actuaba así por la satisfacción de los «comentarios positivos» que recibía si salvaba una vida.