El Obispo Alexander Salazar, renunció a su cargo en California, Estados Unidos, por ser sospechoso de conducta indebida con un menor de edad.
En 2005, un año después de su ordenación como obispo, la arquidiócesis californiana tuvo conocimiento de una denuncia contra el prelado por presunta conducta inapropiada con un menor en los años 1990, cuando era un simple sacerdote.
Una investigación de la justicia civil en 2002 se cerró sin cargos, pero el arzobispo de Los Ángeles decidió trasladar el caso a Roma.
La Congregación para la Doctrina de la Fe, encargada de examinar este tipo de casos en el Vaticano, impuso «medidas cautelares» a Salazar.