Una niña de 8 años y una joven de 18, ambas británicas, son las primeras víctimas mortales identificadas hoy de los 22 fallecidos en el atentado a las puertas de un estadio de Manchester (norte), donde miles de adolescentes, niños y padres acababan de disfrutar de un concierto de música pop.
Como recordó la primera ministra británica, Theresa May, todos los atentados «son ataques cobardes contra gente inocente pero este destaca por su cobardía horrenda y repugnante, al tener como blanco deliberado a jóvenes y niños inocentes, indefensos» que acababan de ver a la cantante estadounidense Ariana Grande en el Manchester Arena.
Veintidós personas fallecieron y 59 quedaron heridas por la explosión de un artefacto a la salida del concierto, en el que Grande llenó los 21.000 asientos del Manchester Arena.
Un joven de 23 años fue detenido hoy por su posible conexión con el atentado, informó la Policía, que confirmó que su autor fue un suicida que murió matando.