Según los últimos informes del Ministerio de Salud de Palestina, la cifra de civiles palestinos fallecidos a causa de la ofensiva llevada a cabo por Israel desde el pasado 7 de octubre ha ascendido a 30,228.
Esta trágica estadística refleja no solo la magnitud de la violencia, sino también el profundo sufrimiento de las familias afectadas.
El ministerio reveló que en las últimas 24 horas, 16 masacres contra familias en la Franja de Gaza resultaron en 193 mártires y 920 heridos. Este aumento en la cifra de víctimas subraya la intensidad y la escalada del conflicto que ahora deja un saldo de 71,377 heridos debido al asedio de las fuerzas de ocupación israelíes.
Una de las facetas más desgarradoras de esta situación es la denuncia sobre miles de víctimas que aún yacen bajo los escombros y en las carreteras, mientras se impide el acceso de equipos de ambulancia y de defensa civil a las áreas más afectadas.
Esta barrera en la asistencia humanitaria agudiza aún más la crisis, dejando a muchas familias en una angustia perpetua por la seguridad de sus seres queridos.
Entre los recientes ataques, se incluye la devastadora ofensiva con artillería contra civiles que aguardaban ayuda alimentaria en la calle Al-Rashid, en el oeste de la ciudad de Gaza. Este ataque dejó un saldo de 112 muertos y 760 heridos, según informó el ministerio el día anterior.
Además, la violencia continuó en las primeras horas de la mañana cuando, en un ataque aéreo contra el campo de refugiados de Al-Bureij, en el centro de la Franja de Gaza, al menos cuatro palestinos perdieron la vida y varios más resultaron heridos.
Los medios han reportado que las fuerzas israelíes atacaron una vivienda perteneciente a la familia Al-Qurainawi en dicho campamento, sumando más dolor a la ya grave situación.
La historia de Gaza en estos momentos no es solo un relato de cifras y estadísticas, sino un doloroso recordatorio de la urgencia por preservar la dignidad humana y la paz en cada rincón de nuestro mundo.