Un joven de 28 años murió días después que la policía filipina lo obligó a realizar 300 sentadillas en la vía pública por violar el estricto toque de queda implementado en ese país debido a la COVID-19.
La víctima fue identificada como Darren Manaog Penaredondo quien lamentablemente falleció en la ciudad de General Trias el pasado 3 de abril después de sufrir el excesivo castigo físico.
Según los medios locales, el joven había salido a eso de las 6 pm de su vivienda para comprar agua en una tienda cercana, el pasado 1 de abril.
Darren fue arrestado junto a otras personas y los llevaron a la Plaza Malabon donde los obligaron a realizar 100 sentadillas y encima les advirtieron que sino lo hacían de forma sincronizada tendrían que repetir el castigo.
Al final todos los detenidos fueron obligados a hacer 300 repeticiones.
Penaredondo pudo llegar a su casa hasta el 2 de abril y se quejó de muchísimo dolor en sus rodillas y piernas. Le costaba caminar, se arrastraba por el piso y le costaba levantarse, según explicó uno de sus familiares a la prensa.
Finalmente cuando pidió ayuda para poder ir al baño, empezó a tener convulsiones, su rostro se puso morado y sufrió un infarto.
Sus familia lo internó en un hospital y fue inducido en estado de coma, sin embargo expiró al día siguiente.
Las autoridades de la ciudad anunciaron que investigarán el caso y ofrecieron sus condolencias a la familia doliente.