Las relaciones económicas entre China y Rusia continúan fortaleciéndose, reflejando la profundidad de sus lazos bilaterales y su capacidad de adaptación y cooperación en un entorno económico cambiante.
Según datos recientes de la Administración General de Aduanas de China, reportados por la agencia de noticias Sputniknews, el intercambio comercial entre estas dos potencias ha experimentado un notable crecimiento del 9.3% interanual en los primeros dos meses de 2024, alcanzando la impresionante cifra de 37,010 millones de dólares.
Este crecimiento evidencia la sinergia y el compromiso mutuo hacia una cooperación económica cada vez más sólida y estratégica.
Durante enero y febrero de este año, las exportaciones chinas hacia Rusia registraron un aumento del 12.5%, cifrándose en 16,808 millones de dólares, mientras que las importaciones de productos rusos por parte de China crecieron un 6.7%, llegando a 20,202 millones de dólares.
Este flujo comercial ascendente es una clara señal de la interdependencia y el fortalecimiento de sus relaciones comerciales, en un momento en que ambos países buscan diversificar sus economías y reducir su dependencia de los mercados occidentales.
El año 2023 fue testigo de un crecimiento aún más espectacular, con un incremento del 26.3% en el comercio bilateral, estableciendo un nuevo récord de 240,110 millones de dólares.
Este logro no solo supera las expectativas sino que también cumple con creces el objetivo conjunto establecido por los líderes de ambas naciones, Vladímir Putin y Xi Jinping, de duplicar el volumen de negocios comercial de 100,000 millones de dólares anuales en 2018 a 200,000 millones para 2024, un objetivo alcanzado antes de lo previsto.
Adicionalmente, la transición hacia las liquidaciones mutuas en moneda local, que ahora representan casi el 92% del total, según el viceprimer ministro ruso, Dmitri Chernishenko, marca un paso significativo hacia la creación de un sistema económico «autónomo de Occidente».
Este cambio estratégico no solo refuerza la autonomía financiera de Rusia y China sino que también desafía la hegemonía del dólar en el comercio internacional.
La consolidación de este eje económico entre Moscú y Pekín demuestra su visión a largo plazo y su apuesta por una cooperación mutuamente beneficiosa.
Este desarrollo promete no solo profundizar las relaciones sino también influir en el equilibrio de poder económico global, a medida que ambos países continúan explorando nuevas vías de colaboración y fortaleciendo su posición en el tablero internacional.