El gobernador de Texas, Greg Abbott, conmutó la pena de muerte contra Bart Whitaker, un hombre que contrató a un sicario para asesinar a su familia, después de que su padre, a quien también intentó matar, pidiera por la vida de su hijo.
«El Sr. Whitaker deberá pasar lo que resta de su vida tras la rejas, en castigo por su crimen atroz», señaló Abbott al justificar su decisión.
El hecho fue impactante en Estados Unidos, por un lado, un hijo asesinó a su madre y su hermano; y también quería matar a su padre, quien aún gravemente herido y sin saber quién estaba detrás del ataque, decidió perdonar al asesino, por ser un firme creyente en la redención.
«Estoy agradecido por esta decisión, no por mí, sino por mi padre», aseguró Whitaker, en unas declaraciones difundidas en un comunicado por el Departamento de Justicia Criminal de Texas.
«Acepto cualquier pena por mis crímenes, pero mi padre no hizo nada mal.
El padre de Bart, Kent Whitaker, movió cielo, mar y tierra durante años para recibir misericordia para su hijo, a quien perdonó desde la cama del hospital.
En 2003, Bart contrató a un pistolero para liberarse de sus padres y de su hermano, contra los que había acumulado odio.
El entonces veinteañero montó un falso robo, y afirmó que habían disparado en su contra durante el sangriento ataque.
Durante 7 meses Kent vivió con su hijo ignorando que él era el responsable de la tragedia familiar, mientras los policías avanzaban en la investigación que finalmente lo halló culpable.
Para entonces el padre ya había perdonado al asesino. Lo decidió la noche misma del tiroteo, con el tórax perforado por una bala 9mm, cuando, según dijo, Dios fue a su encuentro y lo ayudó a llegar a un «perdón milagroso».