Excavando dos fosas en la cima de una pequeña colina en el Parque Arqueológico Copán, al noroeste de Honduras, arqueólogos japoneses descubrieron seis osamentas que podrían arrojar nuevas luces sobre la deslumbrante cultura maya.
Los análisis del hallazgo sugieren que los antiguos mayas hacían sacrificios cuando un miembro del linaje moría para que acompañaran a su espíritu a la otra vida.
«Suponemos que esos entierros que hemos hallado son sacrificios para alguien más importante», afirmó a la AFP el científico japonés Seiichi Nakamura durante una visita al parque, situado 260 km al noroeste de Tegucigalpa.
En su proyecto de investigación financiado por Japón, Nakamura y su equipo excavaron frente a una antigua vivienda, la más importante de un complejo de 21 residencias que se erige en la cúspide de la colina y que data de 500 años antes de Cristo.
En la habitación principal sobresale una banca de bloques de piedra volcánica, que será desmontada después de enumerar cada uno de los bloques para extraer una séptima osamenta que los científicos presumen correspondía a un rey o un miembro del linaje gobernante.