Yaneth Molina, la controladora aérea que mantuvo desde la torre de control del Aeropuerto de Rionegro el último contacto con la tripulación del avión de LAMIA estrellado el pasado lunes 28 de noviembre, rompió el silencio hoy luego de dos días de ostracismo.
La profesional emitió un comunicado en el cual explica qué fue lo que realizó durante esos minutos fatídicos y denunció las amenazas que recibió desde que se supo sobre su trabajo ese día.
Fechado ayer miércoles, la mujer se mostró «reconfortada» por las muestras de apoyo que recibió en las últimas horas ante el difícil momento que atraviesa. «Es para mí reconfortante saber que aún en este medio tan difícil cuento con el apoyo de ustedes. De todos los rincones del país me han enviado mensajes de fortaleza y acompañamiento», comenzó su carta Molina.
«Nuestro trabajo es tan especial que hoy me puso en estas circunstancias de modo tiempo y lugar para enfrentarme a la crudeza de la realidad que resulto de este impase», continuó la controladora de Medellín. Al dirigirse a sus compañeros de torre, Molina juró: «Por mi familia y por este trabajo que valoro y respeto puedo afirmar con absoluta certeza que de mi parte hice lo humanamente posible y lo técnicamente obligatorio para conservarle la vida a esos usuarios de transporte aéreo».
En otro tramo de su texto, Molina explicó: «Lamentablemente mis esfuerzos resultaron infructuosos por las razones que son de todos ustedes conocidas. Hoy la vida me puso en esta poco agradable situación».
«Lamentablemente por causa de mis colegas periodistas he conseguido que personas ignorantes y ajenas a este oficio y sobre todo que ignoran los procedimientos amenacen mi integridad física y mi tranquilidad personal por lo que he estado analizando soluciones», denunció la joven.
Molina concluyó con una cita de Jerome Cummings: «Un amigo es alguien quien nos conoce, pero nos ama de todas formas».