En un acontecimiento alarmante y de gran preocupación para la comunidad científica y ambientalista, se reportó sobre la muerte masiva de elefantes marinos en la Antártida, atribuida a una cepa altamente contagiosa de gripe aviar.
Según información publicada por el periódico The Guardian, citando a un grupo de científicos, la situación plantea el temor de una de las mayores catástrofes ecológicas de los tiempos modernos, especialmente si el virus se propaga a la población de pingüinos en estas ubicaciones remotas.
Los primeros brotes se observaron entre los skúas marrones en la Isla Bird, ubicada en el noroeste del archipiélago de las islas Georgias del Sur. Posteriormente, se detectó una mortalidad extrema entre elefantes marinos, así como un aumento de la mortalidad de lobos marinos, gaviotas dominicanas y págalos subantárticos en varios lugares.
Casos de infección se han confirmado a 1,500 km al oeste de las islas Georgias del Sur, afectando a los fulmares australes de las islas Malvinas. Hasta ahora, se han registrado muertes por gripe aviar en ocho partes de la región Antártica, y se esperan resultados de pruebas de otras 20 zonas donde se han reportado muertes masivas de animales.
Aunque aún no se han registrado casos en la Antártida continental, los científicos anticipan que la gripe aviar podría llegar allí en los próximos meses debido a la migración de aves.
Esta cepa de gripe aviar, la H5N1, altamente contagiosa, ya ha causado la muerte de 20,000 lobos marinos en Chile y Perú, además de millones de aves silvestres desde su aparición en 2021.
La propagación de la gripe aviar en la Antártida no solo representa una amenaza directa para la vida silvestre en la región, sino que también pone de manifiesto las complejas interacciones entre enfermedades, vida silvestre y cambios ambientales.