En un giro sorprendente para uno de los misterios más antiguos de la aviación italiana, el ex primer ministro italiano, Giuliano Amato, reveló al diario La Repubblica que un misil francés, que tenía como objetivo al líder libio Muammar Gaddafi, fue el responsable de derribar el avión de pasajeros DC-9 de la compañía Itavia en 1980, resultando en la muerte de las 81 personas a bordo.
El plan, según Amato, era eliminar a Gadafi, quien se esperaba que viajara en un avión MIG. Todo se disfrazaría bajo un ejercicio de la OTAN para hacer parecer que el ataque había sido un simple accidente.
«La versión más creíble es la de la responsabilidad de la Fuerza Aérea francesa, con la complicidad de los estadounidenses y de quienes participaron en la guerra aérea en nuestros cielos esa fatídica noche», aseguró el ex primer ministro.
Giuliano Amato hizo un llamado al presidente francés, Emmanuel Macron, para que aclare estas afirmaciones.
A pesar de no poseer pruebas irrefutables, Amato afirmó que Italia había advertido a Gadafi del inminente ataque, lo que provocó que el líder libio, de regreso de un encuentro en la antigua Yugoslavia, decidiera no embarcar en el avión militar libio.
Durante más de cuatro décadas, la verdadera causa detrás del accidente aéreo ha sido objeto de especulaciones.
Mientras que algunas teorías sugieren que una bomba a bordo fue la culpable, otras se inclinan por la evidencia recuperada años más tarde del fondo marino, que sugiere que un misil fue el responsable.
Estas nuevas revelaciones ofrecen una perspectiva única sobre la política de alto nivel y los juegos de poder entre las potencias occidentales. Además, arrojan luz sobre el destino del líder libio, Muammar Gaddafi, quien finalmente fue capturado y asesinado el 20 de octubre de 2011 en Sirte, marcando un punto de inflexión en la política y sociedad libia.