Yovani Lopez, era el esposo de Marlen Ochoa, la joven latina embarazada a la que estrangularon para sacarle su bebé del vientre, un sangriento hecho ocurrido en Chicago.
Ahora el joven padre cuida de su hijo recién nacido en el hospital, donde lo mantendrá a la espera de un milagro, pues según reportes médicos, el menor no tiene actividad cerebral.
El pasado 23 de abril Clasrisa Figueroa y su hija Desiree invitaron a Marlen a su casa con el engaño de regalarle ropa para el bebé que nacería en mayo.
Cuando la joven entró a la vivienda de las desconocidas, Clarisa la estranguló y después le cortó el vientre para sacarle al bebé. Luego tiró el cuerpo de Marlen a la basura.
Aunque el pequeño Yardiel sobrevivió, sufrió graves daños cerebrales. Ahora, permanece internado en el hospital, donde decenas de tarjetas y dibujos decoran su habitación. Allí, su padre lo cuida y lo protege entre sus brazos.
Desde que Marlen Ochoa desapareció, su esposo, Yovani Lopez, denunció los hechos a la policía y pidió la colaboración ciudadana para encontrarla.
Durante más de dos semanas, el angustiado padre apareció en los medios de comunicación, desconsolado y sin poder contener las lágrimas. El 9 de mayo, una llamada de la policía le informó de que su bebé había nacido, pero se debatía entre la vida y la muerte. Su esposa había sido asesinada.
«Clarisa tomó un cuchillo y cortó el vientre de la víctima de lado a lado para después remover el cordón umbilical, la placenta y el bebé del interior después pusieron la placenta y al niño en una cubeta con el cordón umbilical colgando», detalló el fiscal.
Tras cortar el cordón umbilical, la asesina se percató de que el pequeño no respiraba, así que llamó a emergencias. Dijo que acababa de dar a luz, y que su hijo no respiraba. Los servicios de urgencia trasladaron a ambos al Advocate Christ Medical Center.
Según declaraciones del portavoz del Departamento para Niños y Familias del estado de Illinois, Jassen Strokosch, Clarisa Figueroa llegó al centro médico cubierta en sangre, una sangre que no era suya. Tras examinarla no había evidencias físicas de que hubiera dado a luz hacía horas, pero el personal sanitario no alertó a la policía.
Los exámenes de ADN confirmaron que ella no tenían ninguna relación de parentesco con el bebé, momento en el que el hospital se comunicó con las autoridades. Querían saber qué debían hacer con la custodia del niño. Habían pasado más de dos semanas desde la desaparición de Marlen.
Los policías hallaron a la víctima en un cubo de basura en casa de Clarisa Figueroa, que fue acusada de asesinato y de causar daños cerebrales irreversibles a un menor. También detuvieron a su hija Desiree, que enfrentará los mismos cargos, y a la pareja de Clarisa, Piotr Bobak, de 40 años.