Entre el llanto y la impotencia, más de un mil pacientes con problemas renales llegaron a Diálisis de Honduras, en Tegucigalpa, para clamar ser atendidos y poder vivir.
La protesta se realizó para exigir al Gobierno que cancele la deuda de más de 200 millones de lempiras y poder seguir con su tratamiento, en la clínica de Diálisis de Honduras.
«Necesitamos el apoyo del Gobierno. A través de esa máquina podemos vivir, si no nos dializamos podemos morir. Cuando no lo hacemos nos pega vómito, dolor de cabeza y no podemos caminar”, dijo uno de los protestantes.