Balas perdidas y fuegos artificiales mal controlados dejaron dos muertos y centenares de heridos en Filipinas, donde un pesado balance humano empaña cada año las celebraciones de Año Nuevo.
Muchos filipinos están convencidos de que el ruido durante los festejos de la Noche vieja permite alejar a los malos espíritus, por lo que abusan de fuegos artificiales, petardos y disparos de arma de fuego, teóricamente al aire.
Este año dos personas murieron y otras 384 resultaron heridas, la inmensa mayoría por fuegos artificiales, según el balance proporcionado este viernes por las autoridades.
Un hombre en estado de ebriedad murió al agarrar un petardo gigante en el momento en que iba a explotar, declaró la secretaria de Salud, Janet Garin. “Estaba tan borracho que se abrazó al petardo y éste le pulverizó la mandíbula”, agregó.
Numerosos hospitales del país tuvieron que tratar a personas, algunas de ellas amputadas, por explosiones similares.
En un suburbio pobre de Manila, un petardo provocó un incendio que se propagó rápidamente, declaró un portavoz de los bomberos, Renato Marcial.
Un responsable municipal, Johnny Yu, precisó que las llamas destruyeron numerosas viviendas, dejando a 3.000 personas sin techo.
Una mujer de 65 años murió tras sufrir un ataque al corazón al ver como el fuego consumía su casa.