Dos buceadores descubrieron accidentalmente un barco que naufragó hace 1,600 años en la costa de Israel lo que permitió hallar un gran tesoro de artefactos antiguos.
El hundimiento fue detectado cerca de la costa de Cesárea, un importante puerto marítimos durante la época del Imperio Romano. Y desde ya es catalogado como el mayor descubrimiento submarino en los últimos 30 años.
La Autoridad de Antigüedades israelíes recuperaron una lámpara de bronces con una imagen del dios Sol, una figura de la diosa Luna, una lámpara con la imagen de una cabeza de un esclavo africano, fragmentos de tres estatuas de bronce de tamaño natural, objetos esculpidos con formas de animales como ballenas y un grifo de bronce con forma de un jabalí salvaje con un cisne sobre su cabeza. Así mismo descubrieron restos de jarrones donde almacenaban agua potable. Además se detectaron dos vasijas con 20 kilogramos de monedas.
Se cree que los restos son de un gran barco mercante que transportaba metales para ser fundidos y ser reutilizados. Aparentemente quedó atrapado en una gran tormenta y terminó hundiéndose tras chocar contra las rocas de la costa.
Sus descubridores fueron identificados como Ran Feinstein y Ofer Ra’anan quienes casi por casualidad se toparon con este notable hallazgo.