Las autoridades meteorológicas decretaron hoy a la capital rusa bajo emergencia climática en el nivel naranja, penúltimo en la escala de peligrosidad por el deshielo y fuertes vientos.
En un parte de las estaciones del clima en Moscú se pronosticó una intensidad de las ráfagas de viento de hasta 15 metros por segundo y un intenso deshielo, fenómeno anómalo para la temporada invernal, que persiste desde inicio de la semana que recién concluye este sábado.
La emergencia climatológica fue declarada asimismo en las regiones centrales de Rusia como Káluga, Kostromá, Moscú (provincia), Smolensk, Ryazán, Tver y Yaroslav. Se advierte sobre un elevado peligro de la ocurrencia de catástrofes naturales en los territorios afectados por las inclemencias.
Una serie de frentes atmosféricos (ciclones atlánticos) llegados a la parte central de la Federación ocasionó una drástica subida de las temperaturas, tras una racha de fuertes heladas desde inicios de año, con efecto de fuertes lluvias y deshielo.
Las calles de Moscú se convirtieron esta semana en auténticas pistas de patinaje, al ceder la capa de nieve a niveles irregulares, según la norma de invierno.
Muchas personas sufrieron traumas por las caídas, con un registro de un 20 por ciento de fracturas en los casos, de acuerdo con fuentes de salud.
El centro de meteorología pronosticó que la perseverancia de un estado del tiempo cálido y húmedo mantendrá las condiciones para más deshielo en la región capitalina de Rusia.