Inga Ozola fue puesta a la orden de las autoridades policiales, luego que enterrara vivo a su perrito en vez de llevarlo a una veterinaria por dos fracturas que tenía en las patitas.
El can tenía además daños en los nervios, pero su dueño prefirió echarlo en una bolsa y enterrarlo vivo en el patio de su casa.
El cruel hecho fue descubierto por una pareja que paseaba a su mascota y escuchó al perrito que lloraba desconsoladamente.
La pareja lo llegó a su casa y contactó el servicio veterinario, pero los especialistas no pudieron hacer nada para salvarle la vida.
Un grupo de investigadores inició la búsqueda para dar lugar con la persona que cometió un acto tan atroz. Finalmente, cámaras de seguridad captaron a Ozola caminando hacia el lugar, y regresando a su casa 30 minutos después.