La isla de Lampedusa, ubicada al sur de Italia, enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes. Actualmente, unos 2,000 inmigrantes se encuentran hacinados en la única instalación de acogida disponible en la isla, a pesar de que dicha infraestructura solo cuenta con espacio para albergar a 400 personas.
La gran mayoría de estos inmigrantes provienen de naciones africanas como Guinea, Burkina Faso, Mali y Costa de Marfil. Sin embargo, un número considerable también ha zarpado desde Túnez, todos ellos en busca de una vida mejor en las costas europeas.
El drama de la migración queda patente en La Punta Favaloro, el puerto de Lampedusa, donde tan solo hoy se encontraron 60 barcazas abandonadas, testimonio silente de la peligrosa travesía que miles emprenden en busca de un futuro mejor.
La posición geográfica de Lampedusa la coloca en primera línea frente a la presión migratoria que proviene del norte de África. La isla ha llegado a recibir a 10,000 personas en apenas tres días, una cifra impactante si consideramos que su población residente no supera los 6,000 habitantes.
Esta semana, la llegada de inmigrantes no ha cesado. El pasado martes arribaron 896 personas y el miércoles, 242 más en un total de 9 embarcaciones, siendo la más grande de estas con 90 individuos a bordo, tal como informó la cadena de televisión italiana Rai.
Estas cifras, que ya son alarmantes, reflejan una tendencia creciente en los últimos años. Según datos del Ministerio del Interior de Italia, hasta el 19 de septiembre de este año, han desembarcado 130,620 inmigrantes en Italia, cifra que duplica la del mismo período en 2022 (68,283) y triplica la del 2021 (43,274).