Meegan Hefford nunca pensó que optar por un estilo de vida fitness le provocaría un daño cerebral permanente hasta rendirse a la muerte.
La joven de 25 años consumía demasiada proteína, producto que contiene muchas toxinas las cuales causaron el daño cerebral.
Los análisis médicos indicaron que Meegan padecía de trastorno de ciclo de urea, un desorden genético que no permite que el cuerpo pueda procesar el amoniaco en la sangre.
Según cuenta la mamá de la ahora occisa, días atrás de su partida pudo notar como las manos de su hija temblaban, por lo cual le aconsejó moderar sus rutinas de ejercicio.
El cuerpo de la australiana fue encontrado sin vida en su apartamento justamente dos días luego de que su mamá demostrara angustia y preocupación.
La partida de su hija la ha motivado a luchar para que la industria regule los suplementos de proteína y así evitar muertes. Tal petición ya ha sido escuchada por el Ministerio de salud de Australia.
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