La comunidad ciclista estadounidense se encuentra de luto tras el fallecimiento de Kelly Catlin, una joven deportista que decidió quitarse la vida en su casa ubicada en California, E.E.U.U. Su familia, entrenadores y compañeros del mismo deporte lamentan la perdida de la joven que según ellos tenía el talento para triunfar en los ámbitos que deseara.
Catlin, que además estudiaba ingeniería informática en la Universidad de Stanford y tocaba el violín, era una de las grandes figuras del ciclismo en pista, como demuestran sus tres títulos mundiales (2016, 2017 y 2018) y su plata en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, también en ciclismo de persecución.
En una ocasión la joven nacida en ciudad de Minnesota confesó para una revista «La verdad es que, la mayoría de las veces, no consigo que las cosas funcionen. Es como hacer malabares con cuchillos; la verdad es que se me están cayendo muchos, lo que pasa es que la mayoría caen al suelo y no sobre mí».
Sus padres y personas allegadas nunca pensaron que esas palabras fuesen una alarma ante la frustración que escondió todo este tiempo Kelly, además que nunca mostró indicios de querer acabar con sus sueños y abandonar todo el camino por delante que le esperaba.