En el último mes se registraron 2.248 fuegos en el bioma que pertenece al territorio brasileño. Desde 2007 que el promedio no sobrepasaba los 2.000
Solo en el pasado mes de junio, la Amazonia brasileña registró 2.248 focos activos de incendio, según datos del Instituto Nacional de Estudios Espaciales (INPE) divulgados este miércoles. La cifra indica que la cantidad de incendios ha repuntado un 19,6% en comparación con junio de 2019, cuando la institución registró 1.880 focos. También significa que, por primera vez desde 2007, el sexto mes del año supera la marca de los 2.000 siniestros. En 2007, el INPE registró 3.519 focos de incendio.
Durante el periodo de enero a junio, el INPE detectó un total de 7.903 focos de incendio en la selva amazónica, mientras que para el mismo periodo del año pasado fueron 10.606. Así pues, hasta la fecha, se ha producido un descenso del 25,5% en relación con 2019. Los datos de junio son alarmantes porque señalan un posible empeoramiento de la situación.
Al considerar el área de la Amazonia Legal —compuesta por la totalidad de los Estados brasileños de Acre, Amapá, Amazonas, Mato Grosso, Pará, Rondônia, Roraima y Tocantins, y parte de Maranhão—, este junio se registraron 4.596 focos de incendio. Durante el mismo mes del año pasado, cuando ya se habían alcanzado cifras superiores a las de los años anteriores, fueron 4.838 focos (un 5% menos que ahora).
Junio marca el arranque de la temporada de sequía en la Amazonia, periodo que se extiende hasta octubre y que habitualmente registra un mayor aumento en el número de quemas. La mirada de los científicos y ambientalistas está puestas en el bioma debido a la presión del grilagem, término con el que se denomina a las apropiaciones ilegales de tierras públicas. Las quemas ilegales han aumentado los últimos años y afectan principalmente a las áreas de reservas ambientales e indígenas. Tras la deforestación y la retirada de madera valiosa, el fuego sirve para limpiar las áreas boscosas y para la ocupación ilegal de territorio protegido.