El joven estadounidense Nickalas Kedrowitz fue condenado a 100 años de prisión por asfixiar a sus dos hermanos en el año 2017 en Indiana, cuando tenía tan sólo 13 años de edad.
El adolescente mató a su media hermana Desiree McCartney, de 23 meses, y a su hermanastro Nathaniel Ritz, de 11 meses en un período de tan sólo 3 meses de diferencia.
Desiree fue encontrada en malas condiciones en la casa de su familia en Osgood, Indiana, el 1 de mayo del 2017, justo cuando el menor se había quedado a cuidarla.
Falleció el 6 de mayo en el Cincinnati Children’s Hospital, cerca de Ohio. En ese instante el adolescentes no fue señalado de ningún delito.
El 21 de julio, del mismo año, Nickalas acostó a Nathaniel en su casa y alertó a su madre que éste había dejado de moverse repentinamente.
Posteriormente se descubrió que había mutilado a un gato en la casa de un pariente mientras que un familiar lo describió como el Increíble Hulk por su pésimo temperamento.
Durante una evaluación psicológica el jovencito aseguró que liberó a sus hermanos de Satanás y del infierno; posteriormente confesó a las autoridades que había usado una toalla y una manta para asfixiarlos y liberarlos de «este infierno».
Lo interesante de este caso es que su mamá Christina McCartney intentó justificarlo ante el juez asegurando que estaba bajo la pésima influencia de su padrastro.
«Mi hijo fue testigo de cómo su padrastro trataba mal a sus hermanos. Los empujaba y los encerrada en la habitación para que dejaran de llorar», alegó la señora.
Christina aseguró en su declaración en el juicio que si su hijo no lo hacía, el (padrastro) mataría a la niña y la mataría después a ella.
Kedrowitz fue juzgado como un adulto mientras su defensa sostuvo que el muchacho padecía de una enfermedad mental por lo que merecía una sentencia favorable.
Sin embargo el juez Ryan King determinó que el adolescente no mostró ningún tipo de remordimiento y lo condenó a sentencias separadas por cada asesinato, de 50 años cada una.