El jueves 31 de marzo, Managua cumplirá 85 años de haber sido destruida por primera vez como ciudad, por un terremoto que aún estremece las mentes de los miembros más viejos de nuestras familias.
La capital construida con casas y edificios de taquezal y con ranchos de paja, se vino abajo a las 10 y 23 minutos de aquel 31 de marzo de 1931, cuando la gente andaba en el mercado, oficinas de gobierno, en el puerto del Lago Xolotlán o en la estación del ferrocarril.
Muchos circulaban a pie y en carretones jalados por caballos por las pocas calles retorcidas de Managua, cuando el sismo de 5, 8 grados, los puso a temblar y a llorar, al ver como las edificaciones se iban al suelo entre una nube de polvo.
Según el historiador Gratus Halftermeyer, el terremoto del 31 de marzo de 1931 comenzó lento…y en segundos se convirtió en un sacudión infernal, que provocó la destrucción casi total de Managua.
Después del sismo iniciaron incendios en farmacias por los químicos que almacenaban, mientras miles de pobladores buscaban bajo los escombros a sus padres, madres, hermanos, familiares y amigos, esperanzados en rescatarlos vivos.
El sismo mató a más de mil 500 personas que quedaron atrapadas en los escombros de casas y edificios, mientras que un gran incendio se extendió por los cuatro costados de la Capital, que entonces tenía como límites el Campo de Marte por el Sur y el Lago de Managua por el Norte.
Casi todos los prisioneros de la cárcel que había en Managua, fallecieron. Además, entre las víctimas hubo soldados gringos, que eran los jefes de la nefasta Guardia Nacional de la época.
En los mercados San Miguel y Candelaria se identificaron 65 cadáveres de mujeres vendedoras y 17 de varones que presuntamente eran cargadores de canastos o trabajaban en el mantenimiento interno.
Los muertos fueron lanzados a una fosa común en el Cementerio Occidental.
Tras el sismo de 1931, quedaron en pie sólo el Palacio Nacional, el Palacio de Comunicaciones, los mercados San Miguel y Candelaria, el Teatro Variedades, la Casa del Águila, las iglesias Candelaria, San Antonio y San Pedro.
También “sobrevivieron” la armazón de hierro de la Catedral de Managua que estaba en construcción, la Casa Pellas, el Club Social, el Palacio del Ayuntamiento y la Casa Presidencial.
A pesar de la adversidad, después de 1931, la Capital se levantó de las cenizas como el Ave Fénix, pero fue destruida de nuevo el 23 de diciembre de 1972.
En esta segunda ocasión, fueron más de 10 mil los muertos y más de 50 mil heridos, golpeados y de gente que se volvió loca por semejante sacudida.
Después del terremoto de 1972, vino la catástrofe de los Somoza que se aprovecharon de la desgracia del pueblo para robarse las donaciones y repartirse el botín junto a la alta jerarquía de la oprobiosa Guardia Nacional.