La tarde del domingo fue sepultada en el cementerio municipal de Puerto Morazán, Chinandega, la nicaragüense Rosa Alpina Morales Acosta, de 38 años, quien el pasado 25 de febrero fue asesinada a balazos por su esposo hondureño, en Miami, Estados Unidos.
El cuerpo de Morales Acosta llegó la tarde del sábado al Aeropuerto Augusto C. Sandino, en Managua, procedente de los Estados Unidos.
Tras su llegada, el féretro fue trasladado a su natal Puerto Morazán donde fue recibida por una caravana vehicular de familiares y amistades de infancia acompañados de mariachis.
Posteriormente el féretro fue llevado a la casa de su progenitora Norma Acosta donde fue velada desde la noche el sábado hasta las 3 de la tarde el domingo.
Como parte de las honras fúnebres, el cuerpo fue llevado a la iglesia Nuestra Señora de Fátima donde se le realizó una misa de responso y luego fue llevada al campo santo donde le dieron el último adiós.
En la mente de doña Norma Acosta quedó grabada la promesa que su hija Rosa Alpina le hizo en su última visita a Nicaragua en el año 2017… “Mamita yo voy a regresar para llevarte a vivir conmigo”
“Nunca esperé recibir a mi hija en un ataúd” dijo consternada doña Norma, quien agradeció la solidaridad del pueblo de Puerto Morazán.
En Miami, Estados Unidos, quedaron los hijos de 6 y 10 años que Rosa Morales Acosta dejó en la orfandad, y que desde el momento de su muerte, están al cuidado de un tío materno.
Conocidos dijeron que la nicaragüense tenía varios años de ser víctima de violencia por parte del hondureño, quien motivado por los celos enfermizos, le disparó a quemarropa en una discusión durante una celebración familiar.
Tras asesinar a la nicaragüense y herir de bala a su hijo de 6 años, el hondureño se disparó en su humanidad, sin embargo, fue trasladado a un hospital y luego puesto a la orden de las autoridades.
La chinandegana Rosa Alpina Morales tenía 14 años de haber viajado a los Estados Unidos donde trabajaba pintando casas.