Este viernes se cumplen 32 años de que jóvenes que cumplían su Servicio Militar Patriótico (SMP), derribaron un avión de fabricación norteamericana en el que viajaba un grupo de mercenarios que abastecían a miembros de la contra en la zona de Río San Juan.
Fue el domingo 5 de octubre de 1986, cuando la nave piloteada por el mercenario Williams Copeer, junto al copiloto Wallalace Blane Sawyer , ambos norteamericanos y el nicaragüense Freddy Vílchez, radio operador, resultaron muertos cuando el avión cayó a tierra al ser impactado por un cohete tierra-aire.
En ese momento logró sobrevivir y poco después fue capturado el mercenario de la CIA, Eugene Hasenfus, quien se encargaría del lanzamiento de la carga aérea, que consistía en armamento para miembros de la Contrarrevolución.
La nave volaba a una altura de 700 metros con la intención de evitar los radares instalados por el Ejército Popular Sandinistas para contrarrestar las actividades enemigas.
José Fernando Canales y Byron Montiel recibieron la orden de disparar sus “flechas” antiaéreas y uno de los disparos hizo que el avión explotara en el aire, cayendo posteriormente a tierra en el lugar conocido como “El Tule” a 30 kilómetros al norte de la ciudad de San Carlos, en el departamento de Río San Juan.
Hasenfus logró saltar en paracaídas al ver que el avión iba a ser impactado por la flecha y logró llegar a tierra ileso.
No obstante fue hasta el siguiente día que se logró su captura cuando intentaba huir a través de las montañas.
Rendite gringo o te volamos verga!!!, fue el grito del cachorro del SMP identificado como Raúl Antonio Acevedo, cuando lo encontraron escondido en una choza abandonada.
En el avión trasladaban 13 mil libras de armas, 100 mil cartuchos para fusiles AK-47, 60 AK-47 plegables, 60 RPG-7 y 150 pares de botas marca “jungla”.