Este jueves 10 de abril se cumplieron 11 años del terremoto de magnitud 6.2 que estremeció la franja del Pacífico Nicaragüense, seguido de una cadena de sismos y microsismos que causaron la muerte de dos personas por infarto, destruyeron varias casas y pusieron en vilo a las familias del país.
Exactamente 42 años después del terremoto de 1972, el 10 de abril del 2014, la tierra nuevamente irrumpió en el fuerte movimiento que cambió la historia geológica del país.
El Ineter registró que el evento ocurrió a las 5:27 de la tarde, activando de inmediato todo el sistema de alerta instruido desde el Gobierno central.
En las primeras horas, se registraron varios sismos en el Lago de Managua, entre el Volcán Momotombito y el Momotombo.
Ante esta situación se le recomendó a las personas que durmieran fuera de sus casas, sobre todo si estas no estaban bien construidas.
Después del fuerte movimiento, el Ineter envió a sus especialistas al campo, y vieron que había grietas en el suelo cerca del Volcán Apoyeque y el Volcán Momotombo.
Durante toda la Semana Santa del 2014, por instrucciones del gobierno, autoridades del Ineter y el Sinapred, permanecieron en monitoreo y vigilancia constante; sobre todo en las zonas afectadas de Nagarote, Mateare y Managua.
Posterior al terremoto de abril, se hicieron reparaciones y refuerzos en colegios públicos; se tumbaron las ruinas de Managua, que aún quedaban del terremoto de 1972; y se mejoró la red sísmica.
El INETER también compró 25 sismógrafos que miden movimientos fuertes, los cuales se instalaron en tiempo récord, en tanto Venezuela apoyó con 4 estaciones sísmicas de alta calidad.
Lo bueno del potente sismo es que ayudó mucho al país, sobre todo porque se logró disminuir la vulnerabilidad, en tanto que las casas más débiles cayeron, y se tuvieron que reconstruir.
Además, muchas escuelas fueron mejoradas; en tanto el monitoreo y la preparación de las familias ante situaciones de desastres ha aumentado mucho con los cuatro ejercicios que se realizan cada año.