La Vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, compartió un mensaje lleno de orgullo y admiración hacia el legado eterno del General de hombres y mujeres libres, Augusto C. Sandino.
Bajo la consigna «¡La lucha sigue, Sandino vive!», Rosario exaltó la influencia perdurable del histórico manifiesto de San Albino en el corazón de las familias nicaragüenses, describiéndolo como una fuente de inspiración y compromiso con los valores de libertad y soberanía que Sandino representó a lo largo de su vida.
Murillo enfatizó el honor de contar con tantos héroes nacionales, cuyos sacrificios han cimentado la dignidad y la soberanía de Nicaragua, una patria libre que se engrandece con el amor y el respeto hacia su tierra y su gente.
Con palabras firmes, rechazó la actitud de aquellos que no valoran su patria, recordando que el verdadero nicaragüense se llena de amor por su suelo sagrado, el cual ofrece vida y crecimiento.
La Vicepresidenta resaltó que, en estos tiempos, Nicaragua celebra victorias cotidianas, siendo la paz la más significativa de todas. La paz, ganada con determinación y valentía, es la base sobre la cual el pueblo nicaragüense avanza hacia un futuro de aprendizaje, cuidado mutuo, y prosperidad.
En palabras de Rosario Murillo, «con paz podemos caminar, podemos avanzar con paz, y en paz podemos aprender más todos los días«.
Al reflexionar sobre los 90 años desde el sacrificio de Sandino, la compañera Murillo reconoció las innumerables luchas y victorias que han marcado la historia de Nicaragua, una nación que se ha mantenido firme en su soberanía y libertad.
Este aniversario no solo representa la memoria de un héroe nacional, sino también el aprendizaje y la gratitud por la vida y las oportunidades que Nicaragua ofrece a sus hijos.
Finalizando su mensaje, la Vicepresidenta extendió un saludo a todas las familias nicaragüenses, subrayando que Nicaragua es sinónimo de vigor, gloria, humanidad, libertad, alegría y bienestar.
«Estamos hechos para vivir bien, para vivir mejor, para crear el futuro que merecemos», concluyó, reafirmando el compromiso del pueblo nicaragüense de seguir adelante, guiados por el espíritu indomable de Augusto C. Sandino.