Un hombre que reclama el cuido y crianza de sus dos niñas, deberá someterse a tratamiento psicológico por orden judicial, ya que pruebas aportadas en el juicio de divorcio unilateral promovido en su contra por su cónyuge, demuestran que es incapaz de controlar sus estados de ira, al punto que ha amenazado con matar a la familia.
Según sus propias hijas, el demandado se refiere a la mujer que las trajo al mundo como “zorra” y mientras a ellas las amenaza con “fajearlas” si no hacen lo que él dice, a la mayor le ha asegurado que en cuanto el juez dé la orden que regresen a vivir con él, la meterá en un reformatorio, aparentemente, por ser la que más se parece a la demandante.
La esposa y demandante tiene 35 años y migró a España en busca de trabajo para mantener a sus hijas, ya que aunque el demandado es promotor de ventas y por ley está obligado a entregar el 35% de sus ingresos ordinarios y extraordinarios para alimentarlas, desde hace tres años no aporta para su manutención.
Durante la audiencia de vista, la parte actora del proceso entregó al juez Cuarto de Distrito de Familia, doctor José Ramón Barberena, tres grabaciones en las que se escucha al hombre profiriendo toda clase de insultos y amenazas a la demandante, a sus hijas y a la mujer que lo trajo al mundo.
En una llamada telefónica hecha en la madrugada a la demandante, el hombre le expresa: “…me vale v… que andes put… allá, si verdaderamente son mis hijas las quiero buenas y sanas, hasta examen de ADN me les van a hacer…”.
Agregó el sujeto en su llamada “vos tenés la manera de quitar la m… que has hecho, nadie te va a salvar de mí, si no son mis hijas nadie te va a salvar de mí, soy capaz h.p… de pasar por encima de cualquier h.p, me vale v… cualquier juez, juicio y cualquier cárcel… te demostré qué clase de hp y maldito soy, te voy a dar una probadita”.
En relación a su propia madre refirió que “me vale v… esa vieja hija de las 70 mil pares de la g…p… que me aventó al mundo me vale v…, si me doy cuenta que no son hijas mías me vas a tener en la puerta, allá donde vos vivís… me vale v… enterrar a toda mi familia y pegarle fuego a todo hija de la gran p…”.
Desde que la mujer se fue del país, sus hijas quedaron bajo los cuidados de su suegra, pero según relato de las menores de edad, las veces que su padre las visitó protagonizó serios episodios de violencia, que a juicio de la psicóloga del Tribunal de Familia, las tienen sufriendo miedo y ansiedad.
El demandado, de 40 años de edad, alegó ante el juez que su madre, hermanos y esposa quieren hacerle daño y por eso inventan cosas sobre él, que lo único que quiere es que le entreguen a sus hijas ya que tiene un año de no estar con ellas. Además niega que quiera apropiarse de la remesa que la demandante envía para la manutención de las niñas.
El ocho de enero pasado, además de ordenar al demandado la entrega del 35 por ciento de sus ingresos ordinarios y extraordinarios a su progenitora, en representación de sus nietas, el judicial ordenó que una universidad capitalina realice valoración psicológica a las niñas, a la abuela y al padre.
Esto con el “fin de conocer el estado emocional de todo el núcleo familiar y poder determinar el progenitor o pariente más idóneo para el ejercicio del cuido y crianza” de aquellas, o la forma de regular la relación entre padre e hijas.
El juez Barberena Ramírez también disolvió el matrimonio y accedió a la petición de la demandante de que, provisionalmente, el cuido y crianza de las niñas lo ejerza su suegra. También suspendió toda comunicación y visita del demandado con sus hijas, hasta que se realicen y presenten los resultados de las valoraciones psicológicas.
Para el judicial, “aún faltan elementos que valorar, a fin de tomar una decisión definitiva” sobre el asunto, pero aseguró que tomó nota de la actitud adoptada por el demandado durante las audiencias, en las que evidenció “su actuar de forma violenta para con su madre”. Igual que en el caso de las niñas, ya que en un video presentado es visible su actitud agresiva frente a ellas, quienes reflejan el miedo que le tienen al padre.
No es correcto que una persona “tenga con sus hijas expresiones tales como que le va a arrancar la cabeza a la abuelita, a la mamita y a todos los demás”, dice el juez, al retomar el dicho de las niñas de que “cuando nos tenga a nosotras va a quemarle la casa y a mí que me va a reformar a turc…”, agrega el juez Barberena en su sentencia, al precisar que observó una conducta hostil y violenta en las audiencias.
Declaraciones coincidentes tanto de las niñas como de su abuelita, señalan al demandado como el responsable de la violencia contra la demandante, quien solo vivía con morados en el cuerpo y tiempo atrás fue operada de la vesícula, pese a lo cual él le ponía un pie en el estómago.
Cuando la psicóloga aplicó los test psicológicos a las niñas, estas dibujaron a las personas que les transmiten amor y protección, pero por ningún lado ubicaron a la figura paterna.