Sin palabras se quedó el anciano Rogelio Mejía Vega, de 84 años, cuando un juez de Familia no dio lugar a su demanda de recibir el 10 por ciento de los ingresos de tres de los 19 hijos que engendró con tres mujeres diferentes, en concepto de pensión de alimentos, debido al incumplimiento de sus deberes como padre y la falta de pruebas sobre su estado de necesidad.
Don Rogelio compareció ante el juez Cuarto de Distrito de Familia, doctor José Ramón Barberena Ramírez, para demandar pensión de alimentos a María Teresa, Rogelio Mauricio y Jobelka Lorena Mejía González, alegando que fue un padre ejemplar para ellos y que a su edad requiere de apoyo, debido al estado de necesidad en que se encuentra ahora.
Sin embargo, en base a los testimonios aportados, la resolución judicial planteó que lejos de cumplir con las obligaciones derivadas de su responsabilidad parental, Mejía Vega fue un padre ausente, no aportó para la manutención y los estudios de sus hijos, y terminó abandonándolos cuando se casó con otra mujer, mientras vivía con la mamá de ellos.
El fallo indica que el demandante no documentó los males cardíacos y prostáticos que asegura padecer ni los gastos en que incurre para enfrentarlos, “infló” exageradamente el presupuesto de su alimentación mensual y mintió acerca de su ejemplaridad como padre.
“En el caso de los problemas del corazón, no hay ninguna prueba que acredite lo dicho por el demandante”, consigna el fallo judicial.
NO PUEDE COMER TANTO
Además, la sentencia establece que: “Es imposible que un ser humano se coma 30 libras de arroz, 60 libras de azúcar y 70 libras de carne mensualmente, lo que deja en evidencia que estas necesidades son irreales”.
En su intervención, el demandante señaló que a sus hijos “les dio todo para vivir” y que a pesar de que él le compró una casa a la madre de los demandados y le puso un negocio para que lo administrara, ella lo traicionó, despilfarró su patrimonio y regaló a los hijos que procrearon en quince años de convivencia.
En su calidad de testigo, la señora aludida dijo que los quince años de convivencia con Mejía Vega fueron de golpes y humillación por lo que terminó siendo internada en el hospital psiquiátrico.
Añadió que para mantener a sus siete hijos, hacía tortillas, cocía frijoles y vendía leña mientras aguantaba que a su casa llegaran mujeres buscando al desalmado padre, situación que culminó el día que él se apareció para quitarle sus ahorros y exigirle que buscara donde irse con los niños porque había vendido el terreno, y se había casado con otra mujer.
MUJER FUE A PARAR AL PSIQUIÁTRICO
Gloria Leiva Lira, vecina del Reparto Schick, adonde los demandados se mudaron con su madre cuando el padre los abandonó, confirmó que fue su progenitora la que llevaba a los niños a la escuela y a quien se le veía vendiendo cajetas y helados para mantenerlos.
“Ella fiaba y cuando no tenía para pagar pedía más tiempo, luego desapareció del barrio y supimos que estaba internada en el hospital psiquiátrico”, atestiguó.
Rogelio Mauricio y María Teresa Mejía González, dos de los hijos demandados, dijeron que fue su mamá quien se sacrificó para alimentarlos y educarlos ya que lo único que recibieron del padre fue abandono y maltrato verbal, físico y psicológico; al que sometía a su madre cada vez que llegaba exigiendo comida y ella le decía que no tenía.
María Teresa dijo al juez Barberena que vivió las penurias de la falta de atención de su padre, por lo que él no tiene autoridad moral para decir que los crió.
“Delante de Dios, doctor, le digo que me sentía incapaz de defender a mi madre, la agarraba como piñata y después la tiraba contra un palo y ya en el suelo la agarraba a patadas y fajazos. Él nunca vio por nosotros”, expresó la mujer hecha un mar de lágrimas.
En tanto, Rogelio Mauricio recordó que en 1972 mientras su papá estaba de luna de miel con su nueva esposa, un tío paterno recogió a los hermanos y en horas de la madrugada los llevó al aeropuerto, los montó en un avión y los mandó para Siuna, como si tal eran damnificados del terremoto mientras su mamá estaba en el hospital psiquiátrico, tras enfermar al verse sin un centavo para alimentarlos.
Los hermanos coincidieron en aseverar que lo que son y tienen hoy en día se lo deben a su madre y al esfuerzo personal de ellos mismos, por tanto no le deben nada al demandante.
OTROS TRES HIJOS LE PASAN PENSIÓN
Inicialmente, el señor Mejía Vega había demandado por pensión de alimentos a nueve de sus 19 hijos, pero en el transcurso del proceso hizo un arreglo extrajudicial con seis de ellos, dos de los cuales le entregan un mil córdobas en ese concepto, y un tercero la cantidad de dos mil córdobas.