El valiente y aguerrido pueblo nicaragüense conmemora este 12 de octubre el Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular, en honor a los indígenas que en 1523 se enfrentaron contra invasores españoles encabezados por Gil González Dávila.
“Los invasores llegaron a este Continente con intenciones de robar los recursos naturales, someter a nuestros indígenas y despojarlos de sus creencias”, expresó el compañero Wilmor López, Asesor en Arte, Cultura y Tradición, del Ministerio de Educación.
Al tocar tierra firme, los españoles encontraron a los indígenas muy bien organizados y desarrollando sus culturas. Por lo que intentaron engañarlos imponiéndoles la religión católica y asegurando que debían someterse y reconocer como autoridad al Rey de España.
Lo que los dominadores nunca imaginaron fue el liderazgo e inteligencia del cacique nicaragüense Diriangén, quien dejó asombrados a los españoles al preguntarles ¿Cómo se sostenían las estrellas?; ¿Si había información sobre un diluvio?; y si el Papa, al que tanto veneraban, era inmortal.
Luego de ese encuentro llevado a cabo en Quauhcapolca, que significó “lugar de grandes arboledas” y que hoy es conocido como Rivas, el cacique Diriangén pidió 3 días para pensar la oferta de Gil González.
Al cumplir el tiempo establecido, el héroe Diriangén al frente de miles de indígenas de tribus dirianes y nagrandanos luchó contra los españoles y los obligó a replegarse hacia el sur, donde tuvieron que enfrentarse también al cacique Nicarao.
“El nicaragüense es sabio y pelea por parejo. Diriangén inició la resistencia, pero la cierra, concluye y logra la gente del Cacique Nicarao. Fue un combate largo, hubo cantidades de muertos. Los indígenas se retiraron victoriosos diciendo “Teva, teva, Toy toya, Su Ha Su Ha” que significó “Bueno eres, vete ya. vete ya”.
Lamentablemente, esa primera derrota de los españoles, despertó la ambición de Pedrarias Dávila, que era un hombre de mucho poder, y mandó a otro capitán llamado Francisco Hernández de Córdoba, quién entró con más fuerza y armamento, doblegando así, a los indígenas.
“Este otro invasor fundó León, Granada, las primeras ciudades españolas en este lado del mundo, y ahí empieza el saqueo, la humillación a nuestros aborígenes”, expresó el también historiador Wilmor López.
La crueldad española en contra de nuestros antepasados provocó uno de los mayores genocidios de la historia de la humanidad, pues mató a más de 600 mil indígenas, esclavizó a miles; y por décadas los obligó a renunciar a sus derechos, costumbres y creencias.
“Fuimos prisioneros de esos españoles que vinieron a saquear nuestras riquezas, violar a nuestras mujeres. Recordar esas atrocidades da dolor. Nos arrancaron el árbol, pero no las raíces y hoy, estamos más fuertes que nunca”, dijo a Tu Nueva Radio Ya, Rafael Rodríguez Ruiz, Secretario del Consejo de Ancianos de Monimbó, en Masaya.
Si bien, el objetivo de los tiranos era exterminar a los nativos, gracias a la resistencia de las diferentes etnias, aún persisten rasgos físicos indígenas en la población nicaragüense. Existen siete pueblos originarios, se atesoran sus petroglifos y se reconoce su valentía.
Hoy, desde las escuelas se conmemora y recuerda el heroísmo de nuestros aborígenes que no se sometieron a la humillación a pesar de todo el daño al que fueron sometidos. Aunque para el historiador Rafael Casanova, todavía existen otras agresiones, en las que prevalece la valentía de la sangre indígena.
“Nos miran como seres inferiores. Los círculos de poder de los grandes imperios capitalistas principalmente Estados Unidos y la Unión Europea, nos siguen viendo como pueblos para ser conquistados, para extraer sus recursos”, expresó Casanova.
La invasión española hace 500 años provocó el genocidio de unos 600 mil nativos nicaragüenses. Hoy este país, honra la resistencia indígena, negra y popular rescatando y promoviendo la gastronomía, vestidos, bailes, y hasta el argot popular que inmortaliza más de 500 palabras creadas por las diferentes etnias.