El nicaragüense Javier Alfredo Báez Medina, de 30 años de edad, fue ultimado a machetazos la mañana de ayer jueves por su cuñado Ariel Espinales y un primo de este no identificado, durante una pelea ocurrida en una finca ubicada en Palmares, distrito de Buenos Aires, en Alajuela, Costa Rica.
Hasta el momento lo único que se conoce es que varios peones de la finca estaban discutiendo, entre ellos Báez Medina y su cuñado Ariel Espinales, quien se armó de un machete y le asestó varias heridas en la cabeza, brazos, costillas y abdomen, matándolo.
De momento, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), mantiene vigilancia en los puntos fronterizos con Nicaragua, ya que Ariel Espinales y su primo huyeron, y también son pinoleros, por lo que se sospecha que van a tratar de abandonar Costa Rica.
Lesbia Socorro Espinales, esposa de Javier Báez, dijo que sospecha que su hermano la dejó viuda, porqué ella y su marido le habían dicho en varias ocasiones que su mujer lo engañaba, y a pesar que se lo repetían constantemente para que la dejara, él jamás aceptó y continuó la relación.
“Yo pude estar muerta también, porque él venía muy extraño, el miércoles tuve que salir a caminar mintiéndole que iba a recoger mangos, porque sentí una vibra muy extraña y tuve miedo”, dijo la mujer.
“Justamente después de salir a caminar, comenzó el problema entre mi hermano y mi esposo, y conmigo también por una novia que él tiene y muchas veces le dijimos que ella lo engaña, por lo que él amenazó con que iba a correr sangre”, agregó.
“Una vez le preguntó a mi marido que si quería que lo matara, pero pensamos que era bromeando porque se llevaban bien y así jugaban, por eso jamás imaginé que eso iba a pasar”, explicó Lesbia Espinales.
Agregó la mujer que ayer jueves, después de que cometió el crimen, su hermano Ariel Espinales llegó temprano a la casa, indicando que tenía un fuerte dolor de cabeza, se cambió ropa junto a su primo y luego salieron con sus maletas.
Señaló que a los pocos minutos otros empleados de la finca le llegaron a informar que su hermano y su primo habían matado a su marido, trasladándose al lugar donde encontró a la policía llevando el cuerpo a Medicatura Forense.
La viuda Lesbia Socorro Espinales sospecha que su hermano y su primo se trasladarían a Nicaragua, por lo que ya alertó a toda la familia del crimen, en tanto la mamá de su marido, pidió repatrien el cuerpo para darle cristiana sepultura en la tierra que lo vio nacer.