Haití es actualmente un país sin Gobierno: grupos armados se han unido contra el primer ministro de facto del país caribeño, Ariel Henry, quien se convirtió en mandatario en 2021 luego del asesinato del presidente Jovenel Moïse, y cuenta desde entonces con el respaldo de Estados Unidos.
Lo que los principales canales de noticias no dicen es el papel que la intervención estadounidense ha desempeñado para provocar el caos en la nación.
En un artículo titulado “Haití como laboratorio del imperio”, la profesora Jemima Pierre, académica haitiano-estadounidense de la Universidad de Columbia Británica, escribió que, su país natal es el lugar donde se ha llevado a cabo el experimento neocolonial más largo y brutal del mundo moderno.
La República de Haití, fundada en 1804 tras un levantamiento de personas esclavizadas, fue la primera “república negra” del mundo.
Luego de que el pueblo haitiano esclavizado lograra su libertad, Francia exigió que Haití le pagara reparaciones por la pérdida de la mano de obra esclava. Durante más de un siglo, los pagos de deuda que Haití tuvo que realizarle a Francia, y posteriormente a Estados Unidos, afectaron significativamente su economía. Estados Unidos se negó a reconocer la independencia de Haití durante décadas –recién lo hizo en 1862–, debido al temor de que el levantamiento de la población haitiana esclavizada pudiera inspirar movimientos similares en su propio territorio.
En 1915, Estados Unidos invadió Haití y ocupó el país hasta 1934. Estados Unidos también respaldó las brutales dictaduras con las que los Duvalier gobernaron Haití desde 1957 a 1986. En 1991, Jean-Bertrand Aristide se convirtió en el primer presidente de Haití elegido democráticamente, pero ocho meses después fue destituido tras un violento golpe de Estado.
El presidente de Estados Unidos de ese entonces, George H.W. Bush, respaldó el golpe, al igual que más tarde lo hizo el presidente Bill Clinton. La presión de la opinión pública obligó a Clinton a permitir el regreso de Aristide al poder en 1994, para terminar su mandato presidencial en 1996. Aristide fue reelegido por la ciudadanía haitiana en 2001.
“En 2004, Estados Unidos, Francia y Canadá se unieron y respaldaron un golpe de Estado contra el primer presidente democráticamente elegido del país, Jean-Bertrand Aristide. Infantes de Marina estadounidenses lo subieron a un avión, junto con los funcionarios encargados de su seguridad, su esposa y un asistente, y lo llevaron a la República Centroafricana”, expresó la profesora Jemima.
Respecto a las afirmaciones que sugieren que las bandas criminales controlan actualmente Haití, la profesora Pierre expresó: “La llamada ‘violencia de las pandillas’ no es realmente el principal problema en Haití. El principal problema de Haití radica en la constante interferencia de la comunidad internacional. Y la comunidad internacional es, aquí, de manera explícita, Estados Unidos, Francia y Canadá”.
Según se informa, el Gobierno de Biden está contemplando la posibilidad de trasladar a solicitantes de asilo haitianos a la tristemente célebre base naval estadounidense ubicada en el territorio cubano de la bahía de Guantánamo. Si este plan se concreta, estaríamos presenciando una repetición de algunas de las políticas más lamentables de Estados Unidos en su larga historia de explotación del pueblo haitiano.