Las épicas y armónicas melodías de un grupo que reinventó el género del Folk Metal y que vino a llamarse Mägo de Oz, fue una de las grandes herencias de los años “dosmil”.
La banda se fundó en 1989, saltando a la fama una década después, allá por 1998, con La leyenda de La Mancha; un año después se uniría Fernando Ponce de León, quien hizo de la flauta una de las piezas clave de la música del conjunto. En aquellos años nacieron himnos como Fiesta Pagana y La Danza del Fuego.
Aquella explosión musical fue, en gran medida culpa de Ponce de León, cuyo manejo de la flauta travesera dotó de una personalidad única a las canciones de Mägo de Oz.
Hoy esta rama del género rockero, así como la música en general, está de luto al revelarse la triste noticia de su muerte. Tenía 59 años y deja tras de sí un legado de culto tan singular que le posicionaba como uno de los flautistas más reconocidos del panorama.
La despedida de un viejo amigo
Ha sido José Andrëa, vocalista de la mítica banda entre 1995 y 2011, quien dio la triste noticia. “Hoy nos dijo adiós Fernando Ponce de León”, ha escrito a través de redes sociales, adjuntando una fotografía en la que ambos posaban juntos en pleno concierto. Después ha hecho más larga su pena.
“Se ha ido una de las mejores personas que me he encontrado en esta vida, una persona noble, culta, graciosa e inteligente, pero sobre todo empática y gran amigo de sus amigos”, lamenta, percibiendo el dolor al darse cuenta de que “aún no me salen las palabras” y solicitando el reconocimiento que un artista como él merece: “Su legado musical perdurará siempre así como perdurará él en mi memoria allá donde esté”.
Sus últimas palabras son un ‘hasta luego’, más que un ‘hasta siempre’. “Espero encontrarte tal y como te recuerdo cuando volvamos a encontrarnos hermano, sacando esas bellas melodías que me enamoraban y me uniré a ti con mi voz; mientras tanto descansa en paz mi amado Fernando”, expresa, cerrando su pequeño homenaje con un adiós que jamás quiso dar: “Que la tierra te sea leve…»