Una dama apretando su vestido, un ángel abatido, una imagen sin rostro y hasta un perro llorando sobre la tumba de su amo son entre otras las obras artísticas curiosas que el equipo de Patrimonio Histórico de la Alcaldía de Managua, descubrió entre las sepulturas del Cementerio General de la capital.
Entre las fotos publicadas por el equipo de la comuna se encuentra la de una escultura que representa a una dama triste que sostiene con sus manos su vestido arrugándolo delante de una cruz sobre una cripta familiar.
Lo extraño de la obra es que su color es absolutamente distinto a las demás en el camposanto.
De igual manera en el cementerio occidental fue fotografiada en la cumbre de una base monumental una dama entristecida delante de una cruz de madera, la que sostiene su mentón con su mano derecha, mientras que con la izquierda sostiene una corona. Se desconoce el mensaje y al autor de la obra.
En otra sepultura también fue encontrada la exquisita representación de un niño triste observando la tumba de un infante, quien en una de sus manos sostiene una corona y en la otra una pequeña cruz. Se supone que la imagen representa al mismo pequeño que yace en el sepulcro.
Entre las obras también está la preciosa escultura representativa de nuestra Señora Madre Dolorosa sosteniendo amorosa la cabeza de su amado hijo Jesús.
Hay varias esculturas del mismo tema en el mismo cementerio, pero esta es probablemente una de las más bellas realizadas y con un toque especial no repetitivo de la original.
En el camposanto general también se encuentra una sencilla cruz escoltada por dos hidrantes de agua representativa del Cuerpo de Bomberos de Managua. Esta es la tumba colectiva de los bomberos de nuestra ciudad.
Otra sepultura de la misma necrópolis tiene la hermosísima escultura de un ángel yacente abatido sobre la tumba familiar, representando el profundo dolor por las vidas de los seres queridos que ya no están entre nosotros.
En el cementerio occidental de Managua también se encuentra un altorrelieve que podría llamarse “el último beso” grabado en la tumba de Justo García. En la imagen la mujer besa la boca del difunto. Es una impresionante representación artística del amor, más allá de lo mortal.
La cripta colectiva de la Congregación de Hermanas Josefinas en Nicaragua también tiene una Cruz que es el símbolo cristiano común, pero combinada con el ancla y la vid, lo cual la convierte en una curiosa y agradable escultura en el cementerio de Managua.
Una rara lápida en otra tumba del camposanto da cuentas del árbol genealógico de las personas sepultadas en dicho lugar.
Es curioso y poco usual, prácticamente solo se conoce de este caso hasta el momento, donde se usa el árbol genealógico para adornar una sepultura.
Al menos dos o tres representaciones artísticas de ángeles llevando niños en sus espaldas hacia el cielo, también se observan en el cementerio general de Managua.
Ciertamente pertenecen a tumbas familiares donde hay lápidas de niños fallecidos a su corta edad.
Son medallones donde el ángel, representado por una mujer, va derramando flores en su ascenso mientras el niño lleva una antorcha en su mano derecha.
Por otro lado, el Ángel, la Mujer y el Niño es una escultura exquisita en su elaboración, en la que un ser alado parece señalar el camino al cielo a la mujer quien tiene a sus pies a un niño.
Lo raro de la representación artística es que ubica al infante en el piso y no en los brazos de la mujer como es la costumbre en este tipo de obras.
Ubicada en una de las tumbas del cementerio occidental, el equipo de Patrimonio Histórico también encontró una imagen sin rostro, lo que la caracteriza y destaca como algo singular, pues en toda esa necrópolis probablemente sea la única en su estilo.
Es poco común encontrar en nuestros cementerios esculturas de las personas sepultadas. No es una tradición cultural en Nicaragua.
Sin embargo, doña Ángela Membreño Vda. de Montalván, quizá sea una de las excepciones, pues su busto domina su tumba en el cementerio occidental de Managua.
Por otro lado, en una tumba mausoleo del cementerio capitalino, se encuentra una escultura probable representación de Cristo, que en un nicho especial entre los dos cuartos que albergan a los difuntos, permanece vigilante del sueño eterno de los que allí moran.
Lo curioso de la escultura es que permanece en un nicho bajo techo y en medio de las áreas de sepulturas, no en la parte superior de la bóveda como en otras similares en el cementerio.
Para finalizar, se encuentra el Perro que llora y guarda la tumba de su amo. Al fallecer don Julio Chamorro Mendieta, su perro se quedó en su tumba cuidándolo, hasta que él mismo murió.
Los hijos de don Julio, decidieron en gratitud a tan noble perro, construirle un monumento que está sobre la tumba. Se desconoce si el fiel can fue sepultado junto a su dueño bajo ese monumento. En realidad no se sabe, pero podría ser.
De tal manera que “Zozo”, en Turquía; “Benito” y “Capitán”, en Argentina, y “Hachiko”, en Japón, no han sido los únicos canes que han sido fieles hasta la muerte con sus amos, sino que en el caso del perro nicaragüense lo acompañó hasta dejar su último aliento sobre su sepultura.