El huracán Beryl, de categoría 5 y el más precoz registrado en la temporada de ciclones del Atlántico, azota el sureste de las Antillas con máxima fuerza, dejando hasta ahora importantes daños y al menos seis fallecidos.
Según los reportes de las autoridades en la región, el fenómeno dejó al menos tres muertos en Granada, uno en San Vicente y las Granadinas y dos por el desbordamiento del río Manzanares en el estado de Sucre en Venezuela.
De acuerdo el primer boletín emitido este martes por el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, los vientos desatados por Beryl se intensificaron hasta casi 270 kilómetros por hora.
En su segundo informe, la entidad indicó que espera que se «debilite» al llegar frente a las costas de Jamaica el miércoles, aunque manteniendo las condiciones peligrosas para los pobladores de la región.
Beryl se convirtió en un huracán de categoría 5 después de hacer un desastre en el sureste del Caribe. Arrancó puertas, ventanas y tejados con sus devastadores vientos y esas marejadas ciclónicas alimentadas por las aguas inusualmente calientes del Atlántico.
En la madrugada del martes, este monstruo se situaba a unos 485 kilómetros al sureste de Isla Beata, en República Dominicana; con vientos máximos de 270 kilómetros por hora y se movía para el oeste-noroeste a 35 km/h
Este ciclón tocó tierra en la isla de Carriacou, en Granada, como la tormenta de categoría 4 más temprana en la historia de la temporada de huracanes del Atlántico. Y como si fuera poco, horas después se convirtió en categoría 5.
En Santa Lucía, al sur de Granada, las calles quedaron hechas un desastre. Había zapatos, árboles y cables caídos por todos lados. La tormenta partió los árboles de banana por la mitad y hasta mató vacas. Las pobres quedaron tiradas en los pastizales como si estuvieran durmiendo.
Hace 20 años que no veíamos un huracán tan fuerte por estos lados. El último fue Iván, que dejó docenas de muertos en Granada.