«Furia y Toro» tenía un pacto con el diablo y le gustaba dormir en los cementerios, expresan pobladores

Tras la recaptura del delincuente Herlio José Jarquín Cortez, los pobladores de los distintos municipios del departamento de Carazo, han roto el silencio y han contado detalles del supuesto pacto que “Furia y Toro” hizo con el diablo.

Según conocidos del delincuente, Herlio Jarquín hizo el “pacto con el Diablo” tras conocer a una supuesta espiritista en el municipio de Nagarote, departamento de León, quien le ayudó a profundizar en la magia negra.

Dicho pacto con los “espíritus chocarreros” le permitía convertirse en animal al “Furia y Toro”, incluso cambiaba su aspecto, su rostro y hasta el color de su piel, dijeron pobladores de Diriamba, quienes aseguran que aunque Herlio se rasuró pelón y se dejó crecer el bigote y la barba, no pudo evadir la justicia.

Una de sus ex mujeres Aydalina Rojas, quien dejó a Herlio Jarquín hace 19 años, relató que el delincuente siempre la tuvo bajo amenazas de muerte, y una noche descubrió que “Furia y Toro” estaba a la par de la cama donde ella dormía y le rezaba cosas raras.

“Yo lo oía haciendo cosas feas en la noche… Una noche me estaba rezando unas oraciones feas y me echaba saliva en los gonces de los huesos”, relató Aydalina Rojas, quien procreó una hija con el hombre que se estaba convirtiendo en una fábula en Carazo.

Por su parte, Miriam de los Ángeles Aburto Salazar, otras de las ex mujeres de Herlio Jarquín, relató que una vez que su hermana echó preso a “Furia y Toro” descubrieron que en la billetera portaba cosas satánicas.

“Esa vez que lo echaron preso, le registraron la cartera en la policía y descubrieron que andaba un dólar doblado, un papel con dos oraciones satánicas y el Arte del Duende Rojo, que se ocupa para amansar, dominar y vencer a los enemigos”, relata Miriam Aburto, quien habita en el municipio de La Paz, en el departamento de Carazo.

Por su parte, Arsenio Molina Jiménez, de 42 años, a quien el primero de enero del año en curso, “Furia y Toro” le arrancó la mano izquierda de un machetazo, relató que el día de la agresión siguió a Herlio hasta un potrero, donde después de cercenarle el miembro se le desapareció como por arte de magia del lugar.

Pero esto no acaba ahí, pues hay quienes aseguran que el peligroso delincuente, le tenía miedo a los árboles de chilamate, pues siempre que miraba uno en el camino donde transitaría, cambiaba el rumbo para evitar pasar cerca de él.

En tanto, pobladores del municipio de El Rosario, departamento de Carazo, detallaron que “Furia y Toro” no le tenía miedo a los espantos, pues descubrieron que Herlio Jarquín dormía en bóvedas del cementerio municipal.

“El 21 de febrero descubrimos un colchón dentro de una bóveda, una chaqueta en la rama de un árbol y un radio, sumado a varias chivas de cigarro, lo que hace indicar que este cementerio fue uno de los escondites de Herlio”, dijeron vigilantes del cementerio municipal de El Rosario.

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