Este viernes, se cumplen 92 años de que un terremoto con magnitud 5.8 grados destruyó la ciudad de Managua por primera vez, causando la muerte de al menos un mil 500 personas, más de dos mil heridos, más de 45 mil damnificados y daños millonarios.
Fue precisamente a las 10 y 22 minutos de la mañana del Martes Santo de 1931, cuando el potente sismo estremeció y mandó al suelo la mayoría de edificios y casas construidas de taquezal en el pequeño poblado de 60 mil habitantes de la naciente capital del país.
El terremoto agarró desprevenidas a las familias que hacían compras en los mercados previos a los días feriados y también causó un gran incendio en un espacio de 20 manzanas.
La situación provocó que muchas familias sobrevivientes salieran de la ciudad, buscando refugio con familiares en otros municipios.
Para 1931 Managua ya tenía importantes edificios, almacenes, bancos, boticas y un variado comercio que importaba y exportaba variados productos.
Además habían hoteles, clubes, periódicos, iglesias, agencias de automóviles y camiones, bicicletas y motocicletas.
De acuerdo a los expertos, el daño económico causado por el terremoto fue de 35 millones de dólares, en seis mil plantas físicas entre edificios y viviendas que acabaron en el suelo.
En la ciudad ya se había iniciado la pavimentación de avenidas, sin embargo la capital tenía altas aceras y sus calles sin pavimentar, pero bien cuidadas.
Luego del terremoto solo quedó en pie la armazón de hierro de la antigua Catedral, cuya construcción inició en 1928; la Casa Pellas, el Club Social, el Palacio del Ayuntamiento, la Casa Presidencial en la Loma de Tiscapa, y el Palacio Nacional, que fue incendiado posteriormente por los marines yanquis.
Por el terremoto cayeron los mercados Central y San Miguel, el Teatro Variedades, La Casa del Águila, los templos de Candelaria, San Antonio, San Pedro y la Penitenciaría Nacional, donde murieron centenares de presos, y meses después la ciudad seguía llena de escombros, edificios caídos, casas semi-destruidas y abandonadas.
El epicentro del terremoto fue localizado a una profundidad de 5 kilómetros en una falla geológica que atraviesa Managua y que fue denominada como «falla del Estadio» porque atraviesa el suelo por debajo del antiguo Estadio Nacional de Béisbol.
En ese tiempo no existían bomberos ni Cruz Roja y la población no estaba educada sobre cómo actuar al momento de un sismo, expresó.
Una de las anécdotas que se cuentan sobre el terremoto de 1931, es que fue notificado primero a Nueva York, en Estados Unidos, que a Masaya, una ciudad ubicada a 27 kilómetros de distancia y donde descansaba el entonces presidente José María Moncada.
Esto sucedió debido a que el mensaje fue enviado por telégrafo y llegó a la residencia en la que vacacionaba el presidente, a orillas del lago de Masaya, luego de ser retransmitida desde Estados Unidos.
El mandatario ordenó de inmediato el traslado temporal del Gobierno hacia la ciudad de Masatepe, a 50 kilómetros de Managua.
En la actualidad, Managua es una de las mejores capitales de Centroamérica con nuevas infraestructuras y una millonaria inversión, y a pesar que el riesgo sísmico sigue latente, está mejor preparada para responder en ese tipo de eventos, gracias a los ejercicios ante desastres naturales que impulsa el gobierno sandinista, como el realizado este jueves.