El director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Costa Rica, Walter Espinoza, afirmó que la pasión o fantasía sexual compulsiva hacia una de las víctimas empujó a Gerardo Alonso Ríos Mairena, de 33 años, a masacrar a cinco jóvenes, la madrugada del 19 de enero, en un apartamento que las víctimas alquilaban en la misma propiedad en que vivía el sujeto.
El OIJ indicó que Ríos tenía posibilidad de acercamiento, visualización, contacto y hasta las llaves del apartamento donde dormían los cinco jóvenes, y una adolecente, única sobreviviente del quíntuple crimen, quien ya lo reconoció como el autor.
Los investigadores dice que la masacre cometida con un cuchillo de cocina, por el sospechoso, a quien califican como un tipo sádico, con personalidad limítrofe y disociada, además de hostil, agresivo, voyerista, narcisista y paranoico.
Lo anterior, sumado al consumo de marihuana y a su fantasía sexual compulsiva, son los elementos que motivaron a Gerardo Ríos a cometer el hecho criminal contra cuatro de los jóvenes de raíces nicaragüenses y una tica, indicaron las autoridades.
Los fallecidos fueron Joseph Briones, Ariel Vargas, Stephanie Hernández, Dayana Martínez e Ingrid Méndez, en tanto la sobreviviente de 14 años, estuvo hospitalizada una semana, debido a una grave herida a la altura del cuello, y fue quien lo reconoció el viernes.
De acuerdo al OIJ, Gerardo Ríos vivía con su madre y su padrastro en una casa que se comunica con otra de sus abuelos que a su vez da a una puerta del inmueble que comunica con el cuarto que alquilaban las víctimas.
Un perro policía logró ubicar el cuchillo que utilizó Ríos para matar a sus víctimas, así como un trapo con manchas de sangre.
Extrañamente Ríos gozaba de libertad, cuando se suponía que debía estar cumpliendo una condena hasta el 2019, por tráfico de drogas.